Declaración

Fuera Áñez y el Parlamento Masista

Juan Jose


POR NUEVAS DIRECCIONES CLASISTAS Y DE COMBATE

CONGRESO DE LA COB PARA PREPARAR LA HUELGA GENERAL Y EL GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES

Con una crisis sanitaria que colapsa el sistema público de salud, la corrupción campante en palacio burlándose de las muertes por COVID 19, el Estado descompuesto cada día más y sin poder recomponerse, el fracaso de la cuarentena ante la arremetida de un pueblo con hambre, la clase obrera luchando contra los despidos y por salario digno, junto a las protestas contra la ley de transgénicos y la batalla en ascenso de los trabajadores de salud por recursos para hacer frente a la pandemia, se hace actual y trascendente unificar las luchas, recuperar las organizaciones proletarias de manos de la burocracia traidora para preparar el gobierno de los trabajadores, expulsando definitivamente a los responsables de la crisis: Áñez y el parlamento masista.

LA DEBACLE DEL GOBIERNO EN LA PANDEMIA

La pandemia ha reflejado la imposibilidad del gobierno de hacerle frente. El departamento del Beni ha colapsado. La gente muere dentro de sus casas y los cementerios sobrepasaron su capacidad. En Trinidad, su capital, el alcalde declaró el Desastre Municipal. La situación sanitaria en el lugar es comparable con la ruina humanitaria que produjo el COVID 19 en Guayaquil, Ecuador. En Santa Cruz, 55 municipios pertenecientes a AMDECRUZ se declararon en emergencia porque no tienen presupuesto para afrontar la enfermedad, la falta de liquidez les imposibilita pagar el salario del personal de salud al punto que, no solo los trabajadores, sino hasta los propios alcaldes amenazan con iniciar medidas de presión contra el gobierno.

A nivel nacional hacen falta equipos, contratar a más trabajadores de salud, infraestructura y test de prueba. Ante esto, la última respuesta del gobierno fue la más nefasta, con bombos y platillos anunció la adquisición de 170 respiradores para afrontar el COVID 19, pero no solo resultó que los equipos no servían para terapia intensiva, sino que cada uno fue comprado en 28 mil dólares, cuando su precio es de 7 mil dólares, destapando un escandaloso caso de corrupción por sobreprecio. Áñez intentó salvar su deteriorada imagen al mejor estilo de Evo Morales, con un mensaje presidencial en el que explicaba que no sabía nada de la compra y que se enteró del caso por redes sociales. Un absurdo.  Las investigaciones han llevado a la cárcel al Ministro de Salud, Marcelo Navajas, junto a tres implicados más, pero dentro de una estrategia de lavarle las manos al gobierno.

Semanas atrás, Áñez promulgó el Decreto Supremo Nº4229 de levantamiento gradual de la cuarentena con el fin de no perjudicar al empresariado privado y permitir que los trabajadores continúen sus labores debido a que, además, es incapaz de garantizar la subvención de alimentos e ingresos económicos para que las familias se queden en casa. Esta política proyecta una profundización de la crisis sanitaria a nivel nacional. Sin lugar a dudas, para afrontar la pandemia debemos derrotar al gobierno hambreador y corrupto.

LA DEBILIDAD DE ÁÑEZ POR LA ACCIÓN DE MASAS

La política de levantamiento gradual de la cuarentena se ve atravesada por las protestas masivas del campo y la ciudad contra el deterioro de las condiciones de vida. De hecho, por este motivo es que la cuarentena del gobierno fracasó. Los trabajadores debían vérselas por sí mismos para sobrevivir puesto que los bonos de Bs. 500 entregados por única vez fueron insuficientes. El hambre rompió la cuarentena a nivel nacional. Ni la policía ni el ejército pudieron contener a las masas. La lucha de abril logró arrancar los bonos, pero al ser insuficientes, vino otra ola de protestas contra el confinamiento en pobreza. Esto fue aprovechado por el gobierno para favorecer a la petición de la CAINCO de flexibilización de la cuarentena. Pero, ante la presión de las masas, esta política solo refleja la incapacidad de Áñez de garantizar la solvencia económica de las familias para que se queden en casa, abriendo la puerta a que un estallido mayor de la crisis sanitaria la coloque al borde del precipicio.

El proletariado está luchando contra los despidos y los recortes salariales y ha obtenido, al menos en la industria alimentaria, sus primeras victorias, como la de los fabriles de Industrias Pacheco que lograron el incremento salarial. La dirección de la COB y la FSTMB de mineros agitan discursos contra el gobierno como expresión del descontento de sus bases, solo les falta ir de la palabra a la acción. Las bases obreras están más adelantadas que ellos en la lucha por la estabilidad laboral. Así también, los trabajadores de la prensa consiguieron una victoria al lograr la derogación de tres normativas que violaban la libertad de expresión.

Mientras el pueblo trabajador batalla contra el COVID 19 y la crisis económica, el gobierno usa los bienes del Estado como servicio privado para sus allegados, como el caso del traslado de una modelo en el avión presidencial. A la corrupción de los respiradores se suman los casos de ENTEL y YPFB, malversaciones de fondos producidas en su gestión, que, junto a la ley de apertura de transgénicos en Bolivia, son levadura de protestas que han aglutinado incluso a sectores de clase media que le apoyaban, pero que ahora la comparan con Evo Morales por su demagogia y corrupción.

Si a esta acción de masas le sumamos el descontento de las bases policiales por estar expuestos a la pandemia sin que el gobierno les garantice insumos de bioseguridad y que han reactivado su organización, ANCLASSPOL, que actúa prácticamente como un sindicato de la policía, el gobierno se encuentra cada vez más débil y el Estado profundiza su crisis incluso en sus aparatos represivos.

CRISIS DE ESTADO Y FF.AA

Las Fuerzas Armadas también están en crisis, el gobierno ha cambiado dos veces de comandante, la última vez fue por las declaraciones de Evo Morales en donde advertía con tono amenazante que tenía contacto con “militares patriotas” dentro de la institución castrense.

Un sector de la cúpula militar que estaba relegada en el gobierno anterior, ahora está aprovechando con Áñez concretar ascensos de oficiales. Pero la forma de ascender se aplica al estilo de Evo Morales, es decir, sin respetar siquiera el procedimiento formal por méritos. Esto ha sido observado por la mayoría masista de la Asamblea Legislativa dilatando su aprobación. Esta situación produjo que el comandante en jefe, Sergio Orellana, se apersone con uniforme mimético de combate al parlamento para dar el ultimátum de que si no aprueban los ascensos en una semana, ellos lo harán conforme a Ley Orgánica de las FF.AA, que no es más que decir que ellos mismos se ascenderán sin esperar la venia del legislativo.

Esto ha llevado a pensar al MAS y a Evo Morales de un peligro de golpe en el golpe, y que sería un tercer golpe. Mientras se enredan en sus “análisis”, el suceso expresa una profunda crisis de Estado; el hecho de que el alto mando militar vaya en persona a defender sus ascensos y no la presidenta, refleja que el gobierno es muy débil para liderar un golpe, y que esa pequeña cúpula militar relegada en tiempos de Evo se ve obligada a exponerse desesperadamente ante el público para no perder su oportunidad de subir de puesto, mientras no logra la unidad de la burocracia militar pues su propuesta de ascensos margina también a varios miembros de su casta venida a menos.

En última instancia, ante una probabilidad aunque sea mínima de golpe, éste tendría un carácter aventurero, generando poderosas movilizaciones en contra, siendo plausible a ser derrotado por la acción directa de masas. Por este motivo, el imperialismo y sus títeres todavía apuestan a contener las luchas mediante elecciones burguesas fraudulentas.

ÁÑEZ Y EL PARLAMENTO MASISTA DEBEN IRSE 

Esta situación de crisis de Estado se produce no por las acciones cupulares de una élite como sostiene el MAS, sino, por la fuerte acción de masas, elemento principal y decisivo para la caída de Evo Morales y que inició la crisis de Estado dando origen a un gobierno kerenskista, es decir, débil desde el inicio, sostenido por la tregua de las organizaciones obreras, campesinas y populares propiciada por dirigentes ligados al MAS. Áñez cogobierna con el parlamento masista. Esa relación política permitió establecer el gobierno actual.

El MAS es uno de los principales responsables de la crisis sanitaria, debido a que en sus 14 años de gobierno desmoronó la salud pública. En su gestión, sin pandemia, las camas de Terapia Intensiva colapsaban, los pacientes debían ser atendidos en el suelo por falta de camas en hospitales, los médicos debían ingeniárselas para operar a sus pacientes hasta con sierras de carpintería debido a que Evo Morales siempre les negó recursos de salubridad, entre otras barbaridades.

En la gestión del MAS, este partido organizaba movimientos reaccionarios para amedrentar a los trabajadores de salud que luchaban por mayores recursos. No es casual que ahora, sus dirigentes y allegados lancen piedras a ambulancias, denigren y golpeen a trabajadores de la salud en medio de la pandemia. Es un accionar propio de la herencia política que dejó un gobierno nefasto.

Al MAS no le interesa la salud, sino, tener el control del poder ejecutivo mediante elecciones, esa es su consigna principal, sin importarle la pandemia y en contra de toda revolución. Los intereses electorales no van a resolver la crisis, solo producirán un cambio de verdugo en el sillón presidencial.

Áñez debe irse, pero el MAS también debe ser barrido por una revolución.

RECUPERAR LA COB Y LUCHAR POR EL PODER

Es evidente que la clase obrera está luchando contra los despidos y recortes salariales, que los trabajadores en salud batallan contra el gobierno y la pandemia, que las bases han empujado a Huarachi, ejecutivo de la COB, y Orlando Gutiérrez, ejecutivo de la FSTMB, a estrellarse contra el gobierno en sus discursos. Pero no pasan a la acción. Estos dirigentes, en el fondo, mantienen la tregua con Áñez y están dejando a los trabajadores luchar por sectores separados, en lugar de organizar un combate conjunto. Tienen aspiraciones electorales y no de lucha real, pues su consigna central es la misma del MAS, “elecciones ya”, siendo que este partido ha ninguneado al proletariado llamando a su vanguardia “golpista”, e incluso le ha negado candidaturas obreras que la burocracia sindical mendigó a principios de año.

La COB es un organismo unificador de las luchas a nivel nacional, no debe ser igualada a la dirección traidora que la dirija temporalmente. Si logramos recuperarla a la independencia de clase, podremos potenciar las luchas, es por eso la emergencia de convocar al XVIII Congreso de la COB para preparar la lucha por el gobierno de los trabajadores y que las direcciones dejen de ser furgón de cola del MAS.

Si de verdad Huarachi y Gutiérrez se oponen a Áñez fervientemente como hacen notar en sus discursos, exigimos que no dejen solos a los trabajadores y vayan a la acción, que convoquen al Congreso de la COB para preparar el plan de lucha y la centralización de las protestas rumbo a la huelga general por las reivindicaciones propias.

La huelga general plantea vencer al gobierno por insurrección y no entregar el poder a otro verdugo del proletariado en elecciones, sino, implantar en el acto un gobierno de los trabajadores a través de sus organismos de clase, principalmente, el unificador, la COB. El ascenso de las luchas, la debilidad del gobierno y la crisis de Estado plantean esta tarea más actual que nunca.

Por salud y protección real ante la pandemia con solidaridad de clase trabajadora. Por la verdadera nacionalización de los hidrocarburos, el litio y todos los recursos naturales, por la nacionalización de la banca privada para construir la industria nacional, por la expulsión del imperialismo y la oligarquía, el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas, en definitiva, por un gobierno obrero, campesino, originario y popular.

Mayo de 2020

Movimiento Socialista de los Trabajadores

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