Una insurrección tumbó a Merino

Perú: una revolución en curso. Que la CGTP y centrales obreras, campesinas y populares gobiernen

Juan Jose


¡FUERA EL CONGRESO CORRUPTO Y NEOLIBERAL!

NINGUNA CONFIANZA EN SAGASTI

CGTP, CENTRALES OBRERAS, SINDICATOS AGRARIOS Y DE NACIONES ORIGINARIAS: PREPARAR LA HUELGA GENERAL RUMBO AL GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES

POR UN PROGRAMA REVOLUCIONARIO Y DE RUPTURA CON EL IMPERIALISMO

POR UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE ORGANIZADA POR UN GOBIERNO DE EXPLOTADOS Y OPRIMIDOS

POR LA NACIONALIZACIÓN DE RECURSOS PARA GARANTIZAR: SALUD Y LA VIDA, TRABAJO, EDUCACIÓN

El Perú vive una situación revolucionaria. Manuel Merino fue derrocado seis días después de jurar como presidente de la República por una insurrección de masas en todo el país, rechazando la corrupción generalizada en el gobierno, el Congreso de la República y sus planes neoliberales.

La lucha insurreccional se dio en un contexto de crisis económica y social agudizada por la pandemia. El Producto Bruto Interno cayó de manera alarmante en un 30% al segundo trimestre de 2020 de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Por ello, ha sido catalogada por la prensa especializada como una de las peores economías de la región. Así también, el desempleo que, según el Instituto Peruano de Economía (IPE), solo en Lima Metropolitana incrementó en un 147% de julio a setiembre de 2020 respecto al mismo período de 2019. Mientras que el gobierno y su congreso descargan la crisis económica y social en los hombros del pueblo trabajador. Condiciones objetivas que dieron lugar a la movilización que derrocó a Merino.

Por esta situación, si bien en un principio la consigna de “defensa de la democracia” pretendía reivindicar la gestión antiobrera y neoliberal de Martín Vizcarra quien fue destituido por el congreso por juicios de corrupción, la lucha evolucionó en cuestión de horas a rechazar también su gestión y exigir que Merino se vaya junto con el Congreso.

Un sector de la burguesía, que fue por la destitución de Vizcarra con la vacancia presidencial por chocar con sus intereses, especialmente con el “Club de la Construcción”, las AFP y las Universidades bamba (a pesar que durante la pandemia Vizcarra apoyó a todos los sectores empresariales, multiplicando sus ganancias), creyó que Merino iba a ser más flexible y dócil para sus intereses económicos y por eso, ante las masas insurrectas, se apresuró, a través de la CONFIEP, a respaldarlo; pero ante la avalancha de las protestas contra Manuel Merino, lo abandonó y llamó a su renuncia por temor a la insurrección.

LA MOVILIZACIÓN EMBALSADA SE DESBORDÓ INCONTENIBLE

La burguesía no previó que, con estas maniobras por disputas de poder, se diera paso a la irrupción de las masas movilizadas que, hartas de soportar la corrupción y políticas neoliberales de los presidentes Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynsky, Martín Vizcarra, irrumpieran en la escena política con una contundencia pocas veces vista en la historia del Perú y América Latina.

La insurrección de los trabajadores, la juventud y los sectores populares del Perú es de tal profundidad q alcanzó objetivos q todavía no han logrado las movilizaciones en Chile contra Piñera o en Ecuador contra Lenin Moreno, entre otros países de la región.

Si las movilizaciones en Perú no ocurrieron antes se debió a que sus direcciones políticas y sindicales, especialmente las de la CGTP, el SUTEP, FEP (Federación de Estudiantes del Perú) y la mayoría de gremios y naciones originarias de la costa, el ande y la Amazonía, respaldaron y colaboraron con esos gobiernos corruptos por unas migajas.

Por eso, las actuales movilizaciones tuvieron inicialmente un carácter espontáneo y de mayoría juvenil. Los trabajadores, especialmente jóvenes, que al principio se negaron a respaldar las movilizaciones teñidas de “defensa de la democracia” y en desacuerdo con defender a su verdugo, Martín Vizcarra, responsable de más de 30 mil muertes durante la pandemia del coronavirus y del despido de dos millones de trabajadores y ningún respaldo económico real para enfrentar la pandemia, rápidamente se sumaron a las marchas con sus propias consignas rechazando a Merino y el Congreso, aclarando explícitamente que no apoyan la gestión de Vizcarra ni sus actos de corrupción.

La CGTP, el SUTEP, FEP, los demás gremios, partidos de izquierda, e incluso los dirigentes del magisterio que lideraron una heroica huelga el 2018 desafiando a la dirección entreguista del SUTEP y nucleados en la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (FENATE), apostaron por no impulsar la movilización, mantener la calma y garantizar las elecciones de abril del próximo año para tener cuota de poder en el futuro parlamento.

Sin embargo, los trabajadores de base de la CGTP y de gremios independientes, se sumaron a la movilización en la capital y en los diversos departamentos del país, presionando a la dirigencia de la CGTP y otros gremios a sumarse a las protestas. Y esta presión de las bases de la CGTP a su dirección conciliadora, ha motivado una jornada de lucha a nivel nacional para el próximo miércoles 18 de noviembre, la que debe ser contundente y debe levantar banderas propias del proletariado peruano, los trabajadores agrarios, las naciones originarias del país y todos los sectores populares.

NO A LAS SALIDAS CONSTITUCIONALES DEL CONGRESO PODRIDO, POR UN GOBIERNO DE LA CGTP Y LAS ORGANIZACIONES OBRERAS, CAMPESINAS, ORIGINARIAS Y POPULARES.

La burguesía arremete contra la gesta revolucionaria traspasando el poder de Merino vía trampa de la sucesión constitucional a otro miembro del parlamento burgués corrupto. Se trata de Sagasti, ex funcionario del Banco Mundial que ya trabajó para las gestiones nefastas de Alan García y Ollanta Humala. Y no olvidemos que cogobernó con el gobierno asesino de Merino siendo parte del Congreso.

La insurrección no ha luchado por esto, en los hechos ha planteado el problema del poder para el pueblo trabajador. Esa es la tarea central tras la caída de Merino, una tarea que la CGTP y las centrales sindicales obreras y agrarias están llamadas a cumplir y no sucumbir ante la trampa de la sucesión constitucional del Congreso podrido. La marcha nacional del 18 de noviembre por salud, la vida y trabajo debe contener esta salida de clase trabajadora para dar una solución de fondo a las reivindicaciones.

JUICIO Y CASTIGO PARA EL GOBIERNO, CONGRESO Y POLICÍA ASESINA

El asesinato de estudiantes a manos de la policía, muchos heridos, más de una decena de desaparecidos y la continuidad de las enormes movilizaciones aceleraron la crisis gubernamental y provocaron la caída de Manuel Merino. Pero, ante la trampa de la sucesión constitucional, el poder sigue en manos del congreso que la insurrección rechazó, y los mártires de la gesta revolucionaria peruana necesitan justicia por esto.

La lucha sigue por ellos. Juicio y Castigo para los asesinos, Merino, el Congreso Corrupto, y la comandancia de la policía asesina y su despreciable grupo Terna. Así como resarcimiento de los daños por parte del Estado a las familias de nuestros mártires.

ASAMBLEA CONSTITUYENTE SÍ, PERO BAJO UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES

La burguesía y los sectores reformistas buscan desesperadamente restablecer el “orden democrático” socapando los abusos y la única salida adecuada que les permita acabar con las movilizaciones y garantizar la continuidad del orden establecido y la economía neoliberal es convocar a elecciones generales para abril del próximo año.

Además de todos los sectores de la burguesía representados en la CONFIEP, ADEX y el resto de gremios empresariales y sus partidos políticos como Acción Popular, PPC, Fuerza Popular, Partido Morado, FREPAP y otros con el aval del imperialismo, también buscan esa salida electoral partidos políticos de la izquierda reformista como el Frente Amplio, Juntos por el Perú, UPP, UNÍOS, Partido Comunista, Patria Roja y otros.

Estos últimos arrastran tras de sí a las organizaciones sindicales que dirigen como la CGTP, el SUTEP y otros gremios, llevándolos a la salida muerta de las elecciones.

Pero un sector de las masas movilizadas que acaban de derrocar al gobierno de Merino, que creen, con justa razón, que ni el Congreso ni la Presidencia de la República solucionará los problemas del país, exigen que se convoque a una Asamblea Constituyente para refundar el país y liquidar la Constitución dictatorial de Fujimori de 1993. Este reclamo es justo; pero es necesario recordar que, en nuestro país, a fines de la década de 1970 también hubo una situación revolucionaria expresada en dos paros nacionales y un movimiento insurreccional liderado por la CGTP, el CITE, la CCP, CNA y Frentes de Defensa Regionales que derrotaron a la dictadura militar de Morales Bermúdez.

La burguesía, para evitar perder el control del país, se vio obligada a convocar a una Asamblea Constituyente que tuvo una mayoría del APRA, y con apoyo del PPC y Acción Popular aprobaron una Constitución que entró en vigencia en 1980, la cual no respondía a las necesidades de los trabajadores y pueblo empobrecido.

Fruto de esa nueva Constitución se convocaron a elecciones en las que ganó Acción Popular, el partido que hoy es repudiado por nuestra población trabajadora por su nefasto rol en el Congreso y cuyo gobernante acaba de ser derrocado por la movilización popular.

Para evitar repetir esa nefasta historia, es necesario dar una salida al problema del poder en el país, y por ello proponemos que en lo inmediato los trabajadores se pongan a la vanguardia de las luchas y exijamos a las direcciones de la CGTP, el SUTEP, FENATE, organismos sindicales, gremios agrarios y naciones originarias para que, a través de una huelga general, la clase trabajadora tome el poder, controle la economía  del país y se creen las condiciones para la realización de una legítima y democrática Asamblea Constituyente soberana.

Este gobierno obrero, trabajadores agrarios, naciones originarias, sectores populares, explotados y oprimidos, desarrollará un programa que contemple la nacionalización de nuestros recursos naturales, la nacionalización de los laboratorios y empresas farmacéuticas para combatir con mayor eficacia la pandemia del coronavirus, la nacionalización de la banca y el comercio exterior, el establecimiento del pleno empleo para todos y reajustar el salario de acuerdo al costo de vida, pleno apoyo a la actividad productiva y agraria, educación laica y con acceso libre a internet y tecnologías de la información y otras medidas a favor del pueblo trabajador oprimido y explotado.

Para lograr este objetivo, debemos exigir a la dirigencia de la CGTP, SUTEP, FENATEP, FEP, organizaciones sindicales, sindicatos agrarios y de nacionalidades originarias a convocar jornadas de lucha, convocar a una huelga general y prepararse para ser gobierno.

¡Ninguna confianza en el neoliberal Sagasti y la trampa electoral que no resolverá los problemas del país y de los trabajadores!

CGTP, centrales obreras, sindicatos agrarios y de naciones originarias: ¡preparar la huelga general rumbo al gobierno de los trabajadores para desarrollar un programa revolucionario y convocar a una asamblea constituyente a favor de explotados y oprimidos!

¡Sanción y castigo para los asesinos de los jóvenes universitarios muertos y heridos!

¡Que aparezcan con vida los luchadores jóvenes desaparecidos en las recientes movilizaciones!

Lima, 16 de noviembre del 2020

MOVIMIENTO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES (PERÚ)

MOVIMIENTO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES (BOLIVIA)

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