Internacional

Perú: Una Revolución en Curso

Juan Jose


Cientos de miles de movilizados a lo largo del territorio nacional, con mártires caídos por la represión policial y militar, no solo han desafiado al gobierno de Dina Boluarte, el Congreso y su Estado de Emergencia, sino que los han puesto en crisis, al borde de la caída. La política represiva ha sido ampliamente superada por la lucha valiente y consecuente de la clase trabajadora del Perú. Los asesinos están expuestos a una derrota que debe significar la derrota del dominio imperialista y neoliberal del país. Para ello, la orientación determinante debe ser justa y clara, ni un paso atrás, quienes deben gobernar el Perú son las masas trabajadoras protagonistas de esta gesta revolucionaria.

MST Perú – MST Bolivia                                                                          03 de febrero de 2023

REVOLUCIÓN Y PODER DUAL POR ENCIMA DE LA CONTRARREVOLUCIÓN

Desde Apurímac, Andahuaylas; pasando por Ayacucho; Juliaca, Puno y Cusco, comenzó un proceso insurreccional contra el gobierno y el congreso fujimorista que, de diciembre a enero, se ha desplegado por todo el país hasta llegar a Lima, la capital. Desde el inicio, Boluarte la quiso aplacar con la fuerza policial y militar declarando Estado de Emergencia en los distintos departamentos, disparando a quemarropa, llevándose las vidas de decenas de valientes luchadores y dejando más de mil heridos a su paso, pero con esto, lejos de derrotar al pueblo trabajador, lo único que logró fue avivar aún más la llama de la revolución.

Con ocupación de aeropuertos y comisarías, bloqueo de carreteras, paro de negocios, protesta incansable y permanente, así como la organización de la Gran Marcha hacia Lima, las y los trabajadores del campo y la ciudad desacataron el Estado de Emergencia. Al grito de ¡Fuera Boluarte y Cierre del Congreso! formaron Comités de Lucha en departamentos y provincias que se convirtieron en un poder alterno al del gobierno. Ejemplo de este doble poder se dio con claridad en Puno, donde el Comité Unitario de Lucha que aglutina a las organizaciones de trabajadores del campo y la ciudad incluyendo pueblos originarios, define en torno a la organización de la movilización, toda la vida social y económica del territorio. Este ejemplo se extiende a lo largo del país con la particularidad de cada comité departamental y provincial.

La llama de la revolución envió valientes delegaciones de estos comités a la Capital para organizar la lucha definitiva, los mismos concitaron la solidaridad del movimiento universitario que les abrió las puertas para recibirlos en casas de estudios como la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). El gobierno enloquecido y apabullado por el ascenso de las protestas que empezaron a copar Lima, el 21 de enero intervino violentamente la icónica Universidad Nacional Mayor de San Marcos para golpear y arrestar a luchadores de las delegaciones. Aplicó el método del “bombero loco” que quiere apagar un incendio con gasolina. Y eso fue lo que pasó, a partir de ese momento el movimiento estudiantil universitario se sumó con todas sus fuerzas a la lucha de las y los trabajadores en las calles.

La fuerza de la Gran Marcha Hacia Lima de los Comités de Lucha que se constituyen como doble poder en los departamentos y provincias, también reavivó la fuerza objetiva de un organismo obrero que pretendía ser olvidado y debilitado por la clase dominante con la colaboración de la burocracia reformista, nos referimos a la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) que a pesar de no haber liderado desde el principio la lucha debido a una orientación defensiva y de desconfianza en la fuerza actual de las masas, su convocatoria a marchar se potenció de sobremanera, mostrando en medio de todas sus contradicciones, que es un organismo que, si se le dota de una orientación leal a la realidad y de confianza en las propias fuerzas de las y los trabajadores, tiene la capacidad de centralizar las luchas y llevar al triunfo de las masas.

Las marchas de la CGTP comenzaron a concentrar masivamente a las delegaciones de los comités de lucha, los sindicatos obreros y del campo, al movimiento universitario. Nadie fue indiferente a su convocatoria. De simple acompañante de la huelga de los comités provinciales, pasó a mostrar su potencial centralizador.

De inmediato, la burguesía, el gobierno y sus partidos comenzaron una cruzada en contra de la CGTP, así como atacaron a los luchadores de provincias, pero esta vez identificando claramente al principal organismo obrero.

Dina Boluarte, en conferencia de prensa del 19 de enero, dijo: » (…) dentro de ese caos y desorden quieren tomar el poder de la Nación (…)”. Luego, en plena sesión del congreso del 30 de enero, Jorge Montoya, congresista de Renovación Popular, enfatizó: “estamos en guerra, el comunismo quiere tomar el poder”. El 31 de Enero, el regidor de renovación Popular, José Tisoc, declaró a los medios que “la CGTP tiene directivos que son los responsables directos de lo que vaya a pasar”.

Mientras tanto, el potenciamiento de la lucha que los comités departamentales y provinciales generaron en Lima siguió creciendo cualitativamente con la movilización de los masivos barrios de trabajadores del Cono Norte y Cono Sur limeños al proceso. Sumado a una CGTP a su vez potenciada, comienzan a destacar las luchas con métodos obreros.

Un ejemplo espectacular es Ica, que en su huelga indefinida ha paralizado la agroindustria y puesto a raya a las haciendas oligárquicas. Paralización de fábricas por la huelga obrera, ni un sol más para la burguesía. Similar camino viene tomando la lucha de Huancayo que, mediante piquetes obreros, exige que se acate el paro con el cierre de los negocios.

Por este nuevo salto cualitativo, la dirección de la CGTP ha sacado una nueva convocatoria potenciada, ya no solo a marchar como solía hacer, sino a la Huelga de 24 horas para el 09 de febrero. El potenciamiento viene junto a medidas de clase obrera, pues la huelga obrera significa no generar más ganancia para la clase dominante en las fábricas y demostrar que el control de la producción la tiene el pueblo trabajador.

La revolución peruana se encuentra en clara superación de fuerzas de la contrarrevolución.

Esta convocatoria debe convertirse en la Huelga Indefinida, paralización total de los negocios en manos de monopolios y oligopolios que saquean nuestros recursos naturales, de la gran Minería, de las transnacionales que se llevan el gas, las que lucran con los alimentos, en definitiva, ni un sol más para la burguesía.

LOS CAÍDOS DEL PUEBLO, MÁRTIRES DE LA REVOLUCIÓN

Las y los trabajadores junto a la juventud estudiantil enfrentaron la política represiva de Boluarte y el Congreso, relegándola a una aventura dictatorial, pues en los hechos no puede gobernar y no se ha impuesto el silencio de los cementerios como en la época de Fujimori en los 90, donde la represión y los tanques militares derrotaron la protesta social. Todo lo contrario, la represión provocó la unidad, solidaridad y mayor fuerza de la movilización de masas.

En ese marco, los caídos de este proceso son mártires de la revolución, de la justicia para su pueblo por un Perú mejor, caídos que han puesto la piedra fundamental para derrocar el aparato neoliberal y proimperialista del fujimorismo y así edificar un nuevo Estado gobernado por los explotados y oprimidos.

¡Gloria a los caídos de la revolución peruana! ¡Cárcel para Boluarte, Otárola y el congreso asesino! ¡Libertad para los detenidos! ¡Ni un paso atrás!

LAS CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN

El pueblo no solo ha impedido que surja una dictadura, sino que está a punto de tumbar toda la estructura neoliberal y proimperialista del Estado heredado del fujimorismo. Tres décadas de esta política de saqueo al servicio de los monopolios y las transnacionales han menguado las condiciones de vida de la clase trabajadora. Cuando las masas, a finales de 2020, inauguraron la etapa revolucionaria en el Perú con el derrocamiento de Merino, se tenía la ilusión que con las elecciones y posterior victoria de Pedro Castillo esto cambiaría, pero fue una decepción, pues en el gobierno frente populista no se rompió con el imperialismo, se continuó con la política neoliberal, el dominio de los monopolios y oligopolios siguió chupando la sangre al país entero. La inflación disparó los precios de alimentos y productos de primera necesidad. Las grandes empresas no dejaron de llevarse cuantiosas ganancias mientras que el pueblo trabajador sufría en demasía para llevar el pan a sus familias. En marzo – abril del 2022, Huancayo se insurreccionó contagiando en la protesta a diversos departamentos del sur. Castillo, a duras penas, llegó a un acuerdo para apaciguar la protesta y dar estabilidad a las transnacionales, exonerando a las grandes empresas de los impuestos que pagan al Estado para contener momentáneamente el alza de precios, sobre todo de los combustibles, prometiendo el oro y el moro a los sindicatos movilizados. Pero el daño a los bolsillos de las y los trabajadores ya estaba hecho, el poder adquisitivo disminuyó dramáticamente. La clase media rompió directamente con Castillo al mismo tiempo que se hizo más grande el distanciamiento entre trabajadores y gobierno.

El congreso derechista y fujimorista, temeroso de que la movilización de masas resurja y se ponga en riesgo los negocios de la burguesía, así como los privilegios que reciben de ella, en su desesperación tomó burdamente las riendas del Poder Ejecutivo vacando a Castillo, para encargarse ellos mismos de derrotar a las masas. Castillo intentó salvarse de la vacancia (y de denuncias e investigaciones por casos de corrupción en su contra) con un autogolpe de Estado, pero fracasó.

El recuerdo del Golpe de Estado del fujimorismo está presente en la memoria de la clase trabajadora como un hecho histórico nefasto, por eso mismo las bases no respaldaron el intento de autogolpe de Castillo. Pero tampoco y mucho menos respaldaron al gobierno de Dina Boluarte impuesto por el Congreso neoliberal. Todo lo contrario, la rechazaron percibiendo muy bien que se trataba de un plan contrarrevolucionario.

La combinación de esta situación económica, social y política fue y es la causa principal de la insurrección de masas de la actualidad. El proceso revolucionario plantea un cambio de raíz sepultando toda la estructura y dominio imperialista neoliberal en estos tres niveles.

GOBIERNO DÉBIL, EL IMPERIALISMO PIDE ELECCIONES

La desesperación de los elementos más recalcitrantes del fujimorismo encaramados en el Congreso, lejos de estabilizar la situación, adelantó la irrupción revolucionaria de las masas que desde el primer momento de la lucha no le permitieron gobernar a Boluarte.

Al principio, el gobierno intentó superar su debilidad con una política represiva. Algo típico de los gobiernos débiles es su ansiedad de volverse fuertes de la noche a la mañana soñando con ser una dictadura. Pero, las masas vienen arruinando esos planes con movilización permanente.

El imperialismo, a través de la OEA, mandató la línea política a seguir para no ser barridos por la revolución y se decantó en comunicado público por el adelanto de las elecciones. Mismas que, según ellos, deben desarrollarse en el marco constitucional; es decir, en el marco de la constitución neoliberal fujimorista.

En la última semana de enero, cuando el epicentro de la lucha comenzó a ser Lima, Dina Boluarte solicitó reiteradamente al Congreso adelantar las elecciones, poniéndose a tono con la línea del imperialismo. Pero las fuerzas de la contrarrevolución al interior del Perú, al estar en crisis por un proceso revolucionario que se muestra más fuerte, dilatan las discusiones congresales por desacuerdo de fechas y tecnicismos, que en el fondo muestra la pugna de un grupo retrógrada que quiere preservar a toda costa la constitución e institucionalidad impuesta por el golpe de Estado fujimorista de los 90.

Las instituciones imperialistas saben muy bien que eso es peligroso, por eso mismo piden que se pongan de acuerdo en el menor tiempo posible para aprobar el adelanto de las elecciones. Pero, ¿cuál es el peligro? Que las y los trabajadores avancen a establecer su propio gobierno por la vía revolucionaria. Por ello también, las fuerzas represivas del Estado se van conglomerando en el Congreso ante el acecho constante de las protestas masivas. Aún falta un paso para la victoria.

¡COMITÉS DE LUCHA Y CGTP, GOBIERNEN! NO ESPERAR NI PACTAR CON EL CONGRESO

La lucha de la clase trabajadora peruana ha creado sus propios organismos de poder. Como describimos en el primer acápite de este texto, los Comités de Lucha son la expresión del gobierno alterno a Boluarte en los departamentos y provincias. Sus dirigentes elegidos por el pueblo trabajador, son a su vez líderes sindicales que conforman la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP).

Esto también se puede ver en la Asamblea Nacional de los Pueblos que se encuentra bajo la conducción de la CGTP. En la Conferencia de Prensa del 31 de enero se mostró parte de esta realidad con la participación de dirigentes de Puno, Cusco, Apurímac, Ancash, La Libertad, San Martín, Cajamarca, y Lima Metropolitana, además de organizaciones como la Central Única de Trabajadores (CUT), la Confederación de Rondas Campesinas (CUNARC), La Federación Agraria y Rural del Perú, la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú (FENMUCARINAP). Todas con participación activa en la lucha. Debemos recordar que la CGTP aglutina en su seno a la esencia del proletariado, desde mineros, obreros agroindustriales, el poderos sindicato de Construcción Civil, al combativo magisterio, entre otros. Esto sumado a que las organizaciones del campo, comités de lucha, y hasta otras centrales como la CUT, coordinen directamente con ella, le otorga el perfil y la capacidad para Centralizar las Luchas contra Dina Boluarte y el Congreso.

Vale decir que si el doble poder de las provincias y departamentos son los comités de lucha de trabajadores del campo y la ciudad, la formación del doble poder nacional es la organización capaz de centralizar las mismas. Un Comité Nacional de Luchas o una Coordinadora Nacional es prácticamente una realidad. Existe una organización que no lleva ese nombre, pero en los hechos, la movilización le exige y demuestra que es capaz de cumplir ese rol centralizador tradicional. Nos referimos a la CGTP.

Llevar a los trabajadores a la victoria para que los asesinos del pueblo, Dina Boluarte y el Congreso se vayan, tiene que ver con desarrollar al máximo el doble poder y no dispersarlo con la impostura de entregar el gobierno a una nueva mesa directiva del Congreso, como plantea hoy la dirección de la CGTP influyendo sobre la dirección de todos los Comités de Lucha.

Se entiende que la línea política de la dirección se basa en elecciones generales y una Asamblea Constituyente, pero el gran problema está en que todo esto se lo piden al Congreso para que sean ellos y no el pueblo trabajador quienes las realicen. En concreto, piden que sea una mesa directiva (nueva) pero del actual congreso, a sabiendas que esa institución no representa a nadie de las y los luchadores del Perú.

Esto equivale a decir: “Que el pueblo trabajador organizado, con mártires caídos, derroque al gobierno y congreso neoliberal, pero de inmediato dispersemos el poder revolucionario de las masas para darle tiempo al congreso neoliberal de recomponerse, pidiendo que esa institución siga gobernando con una nueva mesa directiva de sus miembros”. De hecho, esta política se fundamenta en una exagerada desconfianza de las propias fuerzas revolucionarias de la clase trabajadora. Se debe a la armazón política defensiva y de colaboración con la burguesía que las direcciones han impuesto al ser furgón de cola del gobierno de Castillo y no seguir los principios de la independencia de clase. Este es un factor del porqué todavía se hace larga la lucha por la caída de Boluarte. La revolución exige que su dirección se ponga a la altura de las circunstancias.

Si el poder de los explotados y oprimidos ha costado sangre y décadas de soportar al neoliberalismo, ahora que ha logrado despertar y materializarse por esta revolución, no debemos dispersarlo, sino llevarlo al triunfo. Es una oportunidad única.

Los Comités de Lucha con la CGTP deben ser el nuevo gobierno. Muchos Comités de Lucha ya lo son en sus departamentos y provincias. Si nos enclaustramos en el pensamiento formal y ultrareaccionario de respetar la Constitución Fujimorista cuestionaremos esta realidad y rápidamente diremos que tiene que acabar y dispersarse. Pero si es el pueblo trabajador el que se está tirando abajo toda la estructura explotadora y opresora de esa constitución golpista demostrando que es capaz de realizar una revolución, entonces la mayor expresión contra ese texto fujimorista ha de ser materializar de una vez por todas el gobierno de las y los trabajadores del campo y la ciudad.

A las direcciones de los Comités de Lucha y CGTP, ¡Gobiernen! No esperen al Congreso Fujimorista, No pacten con ellos la salida, preparen el gobierno de explotados y oprimidos sin burgueses, sin neoliberales, sin seguir más los dictámenes de la constitución podrida de Fujimori.

¡La Huelga de 24 horas que convoca la CGTP para el 9 de febrero, debe convertirse en la Huelga Indefinida! ¡Con paralización de fábricas, monopolios, oligopolios, negocios de la gran burguesía!

CONTRA EL PLAN IMPERIALISTA NEOLIBERAL UN PLAN OBRERO, CAMPESINO Y POPULAR

El gobierno de la CGTP con los Comités de Lucha debe impulsar un plan económico anti imperialista que acabe con el desempleo, la carestía de vida, el sometimiento. Que responda con la escala móvil de horas de trabajo y salario acorde a la canasta familiar -jornada de 5 horas de trabajo que cubra las necesidades de una familia-. Nacionalización sin indemnización y bajo control de los trabajadores de base de Camisea, las empresas mineras, las empresas agroindustriales. Aumento de las rentas para los Jubilados. Aumento general de presupuesto para las universidades. Aumento de presupuesto para la salud y educación. Fuera latifundistas, tierra para los trabajadores campesinos.

ASAMBLEA CONSTITUYENTE LIBRE Y SOBERANA SOLO PUEDE SER EN UN GOBIERNO DEL PUEBLO TRABAJADOR

El pueblo trabajador exige una Asamblea Constituyente. Los parlamentarios de la izquierda que cogobiernan con los neoliberales en el congreso de inmediato busca la forma de pactar con la derecha para organizarla. Y ni siquiera se ha ido Dina Boluarte. Es decir, también buscan pactar la realización de elecciones para que Dina no se vaya por la gesta revolucionaria, sino por maniobras congresales y por la puerta grande.

Una elección y Constituyente organizadas pactando con el congreso neoliberal solo servirá para que las fuerzas ultrarreaccionarias se recompongan. Privilegia el funcionamiento del ya desconocido congreso y lo pone por encima del poder dual que existe en las calles. Incluso, engloba la política de que Dina Boluarte pueda recomponerse organizando ordenadamente su salida mediante una ley congresal, ninguneando a los mártires baleados por su gobierno y a la revolución peruana que exige que se vaya de inmediato y tenga cárcel por los asesinatos.

No al pacto con el congreso derechista, para que la Asamblea Constituyente sea realmente libre y soberana debe ser organizada por las y los trabajadores del campo y la ciudad que están luchando activamente. Para ello se debe organizar el triunfo del poder dual de la clase trabajadora. En concreto, a la par de luchar por el ¡Fuera Boluarte y cierre del Congreso!, conformar el Gobierno de los Comités de Lucha y la CGTP en alianza con los Pueblos Originarios. Ese nuevo gobierno, sin pro imperialistas ni neoliberales, es el indicado a organizar la Asamblea Constituyente Libre y Soberana.

POR UN ESTADO SOCIALISTA, OBRERO, PLURINACIONAL ORIGINARIO, DE TRABAJADORES DEL CAMPO Y LA CIUDAD.

La actual revolución peruana va más allá de rechazar a una persona en el cargo de presidente, es el rechazo de toda la estructura neoliberal, fujimorista y dominio imperialista en el país. Es decir que el proceso es realmente profundo. Implica la fundación de un nuevo Estado. Uno en el que ya no gobiernen los explotadores, sino el pueblo trabajador que ahora lucha. Es un verdadero proceso de revolución socialista. El triunfo de la revolución abrirá las puertas a fundar el Estado Obrero, Plurinacional Originario, de Trabajadores del Campo y la ciudad.

¡Que Viva la Revolución Peruana!

¡Todo el poder a los Comités de Lucha y CGTP!

¡Fuera el gobierno de Boluarte y el Congreso!

¡Por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana organizada por las y los trabajadores!

MOVIMIENTO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES PERÚ

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