Áñez estuvo derrotada en 2019, la COB pudo derrocarla afirman los evistas

Juan Jose


Los dirigentes del ala evista de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, denuncian que la dirección de la COB y el Pacto de Unidad otorgaron gobernabilidad a Áñez en 2019 a cambio de prebendas, cuando ella estaba acorralada por las movilizaciones y, según los dirigentes, pensaba escapar del país. Todo esto a solo días de haber asumido el mando del Estado.
Julio 2023
La pelea interna del MAS entre evistas y arcistas viene colocando en problemas a los negacionistas del profundo proceso revolucionario que se vivió el 2019 y a los predicadores de las tesis de Golpe de Estado que ha impuesto el frente populismo proimperialista a nivel internacional.
Los evistas, sin diferencias programáticas de fondo con Arce, pero sí deseosos de retomar los cargos burocráticos de la administración estatal, acaban de afirmar que Áñez estaba derrotada desde el inicio de su gobierno, y que quienes la salvaron fueron la COB y el Pacto de Unidad, instituciones que hoy apoyan al gobierno de Arce.
Esto que afirman los dirigentes evistas, a casi cuatro años de los sucesos, es una tesis que nuestra organización planteó en el preciso momento en que sucedían los hechos.
El contexto previo fue la caída de Evo, que no tuvo como protagonistas a tanques militares, sino a las masas. Tras su caída, el vacío de poder puso en aguda crisis a la burguesía. A partir de la desesperación y debilidad de la clase dominante surge el gobierno raquítico de Áñez en acuerdo con los parlamentarios del MAS.
En el vacío de poder, los paramilitares del MAS no apuntaron sus armas contra Camacho ni Áñez, sino contra los mineros de Potosí. A Telesur y diarios de izquierda afines se les “olvida” decir que la vanguardia obrera boliviana que lideró la lucha contra Evo fue la del proletariado minero de San Cristóbal de Potosí, la mina más grande de Bolivia. Los mercenarios del MAS también apuntaron sus armas contra las delegaciones del magisterio. Todo para evitar que la clase trabajadora desarrolle su propia alternativa en el vacío de poder.
Las masas no aceptaron al gobierno de Áñez que surgió tras una reunión entre los políticos de la derecha tradicional y el MAS, pues evidentemente no representaba al proceso revolucionario que derrocó a Evo. La situación y crisis revolucionaria se mantuvo en pie los días siguientes.
A Áñez se le dificultó en extremo gobernar. Los militares de su gobierno y los paramilitares del MAS azuzaron el enfrentamiento donde las víctimas fueron trabajadores inocentes del campo. Pero, a diferencia de lo que dice el frente populismo, después de eso no se impuso una dictadura militar. Las movilizaciones se incrementaron a pesar de los caídos. Comenzaron las denuncias contra los paramilitares y lúmpenes infiltrados que desprestigiaban la lucha. A la COB se le ponía la tarea de organizar la huelga general contra el gobierno. Como afirman ahora los evistas, Áñez estaba derrotada.
El gobierno se vio obligado a recurrir a las direcciones del movimiento de masas. Se rindió ante la COB. El acuerdo de gobernabilidad con el poder dual, llamado “pacificación del país”, se firmó el 22 y 23 de noviembre y se difundió oficialmente el 25. Áñez solo pudo sostenerse por el pacto con la COB que aglutinaba en su seno al llamado Pacto de Unidad campesino; es decir, Áñez se salvó por la traición de la alianza obrero y campesina, no por una imposición militar. Este rasgo fundamental de su gobierno le daba el carácter más frente populista que de dictadura militar, con una tremenda debilidad por surgir tras una insurrección que derrocó a Evo y generó un vacío de poder. El nuevo gobierno era extremadamente débil y no “golpista robusto” como agitaba el castrochavismo internacional. En la caracterización marxista a este tipo de gobierno burgués debilitado por un proceso revolucionario y sostenido por organizaciones de trabajadores se le denomina kerenskista. Esto es algo que los agitadores frente populistas no quieren aceptar, pues su objetivo fue y es el retorno del estafador de izquierda, Evo Morales, no así, el poder de la clase trabajadora. Abordaron las muertes de Sacaba y Senkata desde un punto de vista pequeño burgués, de victimización y derrota, y negaron desde el principio el proceso revolucionario que pudo llevar al poder a la clase trabajadora.
De definitiva, en 2019 se constituyó un doble poder a la cabeza de la COB que aglutinó bajo su seno a trabajadores del campo. Tras la caída de Evo, todas las miradas se dirigían a este organismo para que organice la huelga general en la primera semana de gobierno de Áñez. La tarea central era que la COB tome el poder. La dirección de la COB, por presión de las bases obreras, había pedido días atrás la renuncia de Evo, derrotando así la política frente populista, la línea de emplazamiento a esta dirección a que tome el poder era central. ¡Fuera Áñez! ¡Por un Gobierno de la COB, Obrero, Campesino y Popular!
Sin embargo, la dirección traidora que aún respondía al MAS pactó un gobierno transitorio con Áñez para que convoque a elecciones. El parlamento nunca dejó de estar dominado por el MAS, Áñez nunca gobernó al margen del parlamento, es decir que juntos cogobernaron el país. Pero la causa que permitió aquel cogobierno no estaba en la el parlamento masista, sino en la fuerza de la COB como órgano de doble poder. En agosto de 2020, a tan solo ocho meses de gobierno, la COB le quitó el apoyo y Áñez nuevamente estuvo al borde de la caída. Solo fue sostenida por la política de Evo Morales quien exigió elecciones y dijo claramente que para esos efectos se tenía que preservar al gobierno transitorio.
La traición de las direcciones, evistas y arcistas, principalmente de la COB, tiene sus dimensiones en relación a la tarea central, la toma del poder de la clase obrera, ellos prefirieron la entrega del poder a Áñez y reconstruir el orden burgués maltrecho por la movilización revolucionaria de las masas, restablecieron a la policía que se quebró por la crisis revolucionaria y salvaron los negocios de la gran banca privada y las transnacionales.
Los evistas de ahora en su pelea por cargos con los arcistas, no van hasta el final con lo que plantean porque su objetivo no es descubrir realmente qué sucedió el 2019, sino desprestigiar electoralmente a Arce arguyendo que los que le apoyan también serían golpistas. De Esta manera se enfrentan a la dirección de la COB arcista para imponer una dirección evista, pero no dicen nada de recuperar la independencia de clase que es la tarea central para las luchas actuales. Plantean que la única salida es el retorno de Evo Morales vía elecciones 2025. Esto significa que tampoco quieren una revolución para “sacar a los golpistas de Arce” si no, esperar a las elecciones; mientras tanto hacen campaña adelantada.
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