BRASIL: NO A BOLSONARO, NO A HADDAD

Juan Jose


RECUPERAR LOS SINDICATOS Y PREPARAR EL GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES RETOMANDO LA HUELGA GENERAL

Las elecciones presidenciales en Brasil se han reducido a la pelea entre dos opciones burguesas: Jair Bolsonaro, candidato con discurso de extrema derecha y continuador del gobierno de Temer, frente a Fernando Haddad, continuador del falso socialismo de Lula da Silva.

En esta contienda electoral, los populistas de Haddad han lanzado la campaña del pánico para obtener más votos; “con Bolsonaro se viene el fascismo”, dicen, “el golpe fascista ronda el país”, gritan a voz en cuello, para concluir en que la alternativa al “holocausto” es votar por Haddad quien, a su criterio, sería la única izquierda.

En esto ayuda el discurso de Bolsonaro, alabador de las dictaduras militares y discriminador de la población de tez negra, LGBT y las mujeres. “El error de las dictaduras ha sido torturar y no matar” es una de sus frases tristemente célebres. Por otro lado, Haddad maneja un discurso “progresista” de inclusión y tolerancia, típico de la retórica populista, que en la práctica aplica represión y capitalismo en Latinoamérica, por no decir que ya ha gobernado 16 años el Brasil subsumiendo al país en la crisis y una profunda corrupción.

Pero, los discursos no son más que discursos. Un candidato usa la retórica de uno en contra del otro, pero de lo que se trata es de algo más profundo, el desvío de una revolución brasileña que ya inició el 2017 y podría reeditarse en los próximos meses.

Ante el pánico provocado por los populistas sobre un “futuro fascista” que le esperaría a Brasil, al que lamentablemente capitula la mayoría de la izquierda revolucionaria latinoamericana, es necesario aclarar la situación para aportar en la estrategia a seguir y desenmascarar a los oportunistas.

UNA SITUACIÓN REVOLUCIONARIA                                  

En mayo y junio de 2017, Brasil vivió una de las luchas revolucionarias más álgidas de la región, la protesta contra las medidas capitalistas de ajuste contra el pueblo empobrecido llegó a la huelga general, el clamor de los movilizados fue claro, ¡Fuera el gobierno de Temer! Se planteó en la práctica el problema del poder, ¿quién debe gobernar? la burguesía o los trabajadores.

El problema fue que las direcciones de las centrales obreras, populares y campesinas que convocaron con éxito a la huelga se negaron a tomar el poder dándole respiro al gobierno burgués de Temer, y la principal responsabilidad de esta traición es la del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y Haddad, al que capituló la mayoría de la izquierda. Pero el ascenso de las bases no fue derrotado, simplemente desviado a la salida electoral. En ese desvío, hoy los traidores piden el voto popular con descaro.

A un año de aquella huelga general, el ascenso continúa. Prueba de ello son las grandes manifestaciones de trabajadores, mujeres y pueblo empobrecido que atiborran las plazas principales exigiendo sus derechos y mejores condiciones de vida.

EN ASCENSO REVOLUCIONARIO LA ESTRATEGIA ES LA TOMA DEL PODER

Brasil no vive un proceso fascista y de derrota del movimiento de masas que haya fortalecido a la derecha, como piensan y difunden los populistas de Lula y Haddad. Vive un ascenso revolucionario que ahora está mediado por las elecciones. Si existen partidos de derecha que se desarrollan se debe al desgaste de los populistas que gobernaron Brasil por 16 años. La población se inclina, más que en el fascismo, en dar un voto castigo al PT.

Ahora bien, de acuerdo a estos dos análisis surgen dos estrategias distintas para enfrentar la situación. Los populistas dicen que la izquierda debe unirse para defender la democracia colonial, el Estado burgués con sus instituciones votando por ellos, sin importar si traicionaron a las bases y si son corruptos, porque es mejor eso a que entre el “fascismo”. Pero en ascenso revolucionario la estrategia es tomar el poder para cambiar el Estado Burgués, explotador y corrupto, por uno de los trabajadores. Con la estrategia de toma del poder se potencian las grandes movilizaciones con las que se puede derrotar a cualquier fascista, consolidando la victoria para que no resurja más.

Si en medio del ascenso nos plantean bajar la guardia e ir a votar por los corruptos del PT en lugar de movilizarnos por nuestro propio gobierno de clase obrera, popular y campesina, están forjando las condiciones para que la derecha y la extrema derecha se siga desarrollando dentro del régimen democrático burgués, es una línea que desgastará las fuerzas y desmoralizará a los trabajadores.

VARIOS DISCURSOS, UN SÓLO RÉGIMEN

Bolsonaro discursa con frases de extrema derecha, pero en vez de organizar el golpe fascista que tanto advierte el PT, se dedica a fortalecer el juego de la reacción democrática tal como lo hace Haddad. Los dos son candidatos que en este momento practican la democracia colonial burguesa y no el fascismo. Las elecciones son su mecanismo primordial para desviar la movilización de masas. Sea quien sea que gane, su misión es la de derrotar el proceso revolucionario brasileño y aplicar las medidas de ajuste capitalista valiéndose del régimen parlamentario, electoralista, no fascista.

DOS (Y NO UNO) PELIGROS BONAPARTISTAS A FUTURO

El hecho de que los candidatos apliquen el juego de la reacción democrática no descarta que Bolsonaro intente en convertirse en dictador en el proceso, pero tampoco lo descarta de Haddad, quien, como los lectores mínimamente ilustrados saben, tiene a sus colegas populistas reprimiendo y asesinando a trabajadores y pueblo empobrecido en Nicaragua y Venezuela, claramente orientados a ser gobiernos bonapartistas. Si se trata de un futuro dictatorial, ningún candidato está libre de esa probabilidad.

En caso que en adelante exista verdaderamente un peligro bonapartista (o fascista), los trabajadores podremos impulsar la más amplia unidad de acción para derrotarlo en las calles, inclusive con el PT, pero manteniendo la estrategia de la toma del poder, porque que es la única manera de lograr una victoria real de independencia de clase.

IMPULSAR COMITÉS DE BASE EN LAS CENTRALES y SINDICATOS

En lugar de votar por los corruptos y conciliadores es urgente preparar la alternativa de independencia de clase. Para ello, es necesario impulsar desde ya los comités de base en las centrales sindicales, en cada fábrica, en cada barrio, para organizar las luchas contra el próximo verdugo que saldrá de las elecciones. Es urgente liberarse de la camisa de fuerza que el PT le pone al movimiento de masas dominando la dirección de los sindicatos. La estrategia de los comités que debe ser impulsada desde su formación es la de la toma del poder.

Para derrotar a la derecha y extrema derecha no hay que votar por el PT, sino forjar la independencia de clase por el gobierno de los trabajadores.

CONSTRUIR LA ALTERNATIVA POLITICA DE INDEPENDENCIA DE CLASE Y RETOMAR LA HUELGA GENERAL DEL 2017

En esta perspectiva, es necesario retomar la lucha de la huelga general de 2017, que puso al borde de la caída al gobierno de Temer, pero esta vez prepararla cuidadosamente y con independencia de clase, para que la labor no quede inconclusa, sino, salga victoriosa hacia el gobierno de los trabajadores. Las condiciones de movilización indican que esto no es una ilusión, sino que se puede lograr por el potencial concreto y actual de la situación revolucionaria.

En las elecciones se puede expresar esta política revolucionaria a través del voto nulo.

La Paz, octubre de 2018.

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