Ante la muerte de Esteban Volkov

Juan Jose


Esteban Volkov falleció el 16 de junio de 2023, a los 97 años. Dedicó su vida a la defensa de la memoria de su abuelo, Leon Trotsky, revolucionario soviético perseguido, calumniado y asesinado por el estalinismo.

Sieva, como Trotski le llamaba de cariño, vivió en carne propia la persecución que la burocracia estalinista perpetró no solo en contra de su abuelo, sino de toda su familia, cuando aún era un niño. Su madre, la revolucionaria Zina, terminó quitándose la vida en medio del acoso permanente de los agentes de Stalin y la obstrucción al acceso a la salud que le impidió tratar una enfermedad de gravedad. Su padre, el revolucionario Platón Volkov, fue apresado y condenado a morir en un gulag.

El pequeño niño, despojado de sus padres, pasó a ser cuidado por su tío, León Sedov, uno de los principales dirigentes de la Oposición de Izquierda Leninista y de la Cuarta Internacional. Sedov apenas pudo cuidar a Sieva puesto que la policía secreta de Stalin le envenenó acabando con su vida en París, Francia.

Esteban pasó a ser cuidado por su abuelo exiliado en México. Estuvo presente en el primer atentado con armas de fuego contra Trotski. El niño recibió un rasguño de bala en el pie. Los mercenarios de Stalin comandados por David Alfaro Siqueiros fracasaron en su objetivo.

Esteban relataría en repetidas ocasiones el fatídico 20 de agosto de 1940, cuando al llegar del colegio, encontró el caos en casa, vio a su abuelo de pie, firme, pero con la cabeza y el rostro ensangrentado por el ataque mortal con piolet que le propinó el esbirro de Stalin, Ramón Mercader. De inmediato, Trotski instó a sus colaboradores a que alejen al niño del lugar, protegiendo a Sieva hasta el final. Mercader fue tumbado al suelo por un Trotski herido de muerte. El recuerdo del nieto es claro, a pesar de las heridas y la sangre, la última imagen de su abuelo era la del hombre siempre en pie de lucha.

La familia de Esteban Volkov fue perseguida y eliminada por el hecho de ser profundamente revolucionaria. Stalin les etiquetó de contrarrevolucionarios, aliados del fascismo y la derecha, inmorales asesinos de obreros, cuando en esencia pertenecieron a una de las generaciones más entregadas a la causa revolucionaria, que fue perseguida por ser un verdadero peligro para los gobernantes que impedían la profundización de la revolución en la URSS y espoliaban a la clase obrera, la casta burocrática estalinista dirigía al país a la restauración del capitalismo en un proceso largo que se caracterizó por el exterminio de líderes revolucionarios (todo el comité central que dirigió la revolución rusa de 1917 fue asesinado) y traiciones gigantescas a las luchas de la clase trabajadora. Y lo más trágico es que condujeron todo este proceso usando el nombre de la revolución, falsificando la historia.

Trotski recalcaba a sus colaboradores a que no hablaran de política con su nieto para alejarlo de los asesinos de la revolución. Ha de ser por esta regla implementada desde muy niño que Sieva no eligió el camino de la militancia trotskista, pero, al ser consciente de lo que significó la lucha revolucionaria de su abuelo y familia, asumió para su vida adulta una tarea fundamental de los militantes revolucionarios, limpiar la memoria de León Trotski y difundir su obra. E hizo un gran trabajo en ese terreno.

Fundó la Casa Museo León Trotski, un centro de referencia mundial para la difusión de la vida y obra del revolucionario ruso. Participó en conferencias y actos internacionales en defensa de la memoria de su abuelo. Se enfrentó a la transnacional Netflix ante una nueva falsificación de la vida de Trotski difundida en internet.

Fue una persona de referencia para la moral revolucionaria. En Bolivia tuvimos el honor de trabajar juntos en la conformación de la Comisión de Control Moral Internacional que limpió la memoria de Juan Pablo Bacherer ante las acusaciones infundadas que resultaron ser calumnias del dirigente del POR Guillermo Lora.

Es cierto que, en medio de los constantes ataques en contra de la revolución, la degeneración de tipo estalinista ha penetrado en gran parte de los partidos trotskistas debido a la adaptación de estos últimos al sistema burgués, renunciando a la lucha por el poder de la clase trabajadora para acomodarse a la actividad de colaboración de clases, colocándose como furgón de cola del frente populismo estalinista, pero con la particularidad de usar fraseología trotskista. Esto no solo conlleva a una degeneración política, sino organizativa y hasta moral, donde se usan métodos estalinistas para dirimir diferencias políticas, o en todo caso, defender una supuesta supremacía de los dirigentes del partido frente a los demás camaradas. En el caso del partido trotskista histórico, POR boliviano, las acusaciones morales contra un opositor político, Bacherer, se usaron para dirimir diferencias políticas frente a su máxima dirección, Lora. En lugar de acceder al debate democrático de ideas políticas, el dirigente aplicó el método estalinista de calumniar moralmente al adversario para desprestigiarlo ante la clase trabajadora. Esteban Volkov estuvo presto a formar parte de la Comisión Internacional que desenmascaró estos métodos canallescos.

No podemos exigirle más a la figura de Sieva, quien no eligió el camino de su abuelo, pero sí que hizo un gran trabajo limpiando su memoria y defendiendo su obra, una tarea que también los militantes revolucionarios debemos cumplir.

Esteban Volkov: ¡Hasta el socialismo siempre!

Junio 2023

 

 

 

 

 

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