Bolivia

Situación política tras elecciones subnacionales: el MAS da un giro bonapartista

Juan Jose


¡JUSTICIA PARA LOS CAÍDOS EN SACABA, SENKATA, HERIDOS DE VILA VILA Y TRABAJADORES DAÑADOS POR ÁÑEZ Y EL TERROR DEL MAS!

¡CÁRCEL PARA ÁÑEZ Y SUS LUGARTENIENTES!

¡CÁRCEL PARA EVO Y SUS PARAMILITARES TERRORISTAS!

CONGRESO DE LA COB ¡YA! POR UN PLAN DE LUCHA POR SALUD, TRABAJO, EDUCACIÓN, JUSTICIA Y UNA NUEVA DIRECCIÓN CLASISTA Y DE COMBATE

Las elecciones subnacionales mostraron un rechazo al dedazo de Evo, a su imposición de candidatos en el MAS. Perdió en la mayoría de las ciudades capitales y el mayor revés se vio en su colosal derrota en la alcaldía de El Alto. En el campo también ha perdido electores, esto se mostró con claridad cuando campesinos, indígenas y ponchos rojos hicieron vigilia en el Tribunal Supremo Electoral con el objetivo de impedir el fraude a favor del MAS y lograr una segunda vuelta en la gobernación de La Paz, objetivo que consiguieron con su movilización. Tras los resultados, el partido de gobierno dio un giro bonapartista y lanzó la campaña de que todo aquel que se le oponga es un “golpista” que debe ser encarcelado. No solo busca una apuesta electoral para definir a sus electores del campo con el mensaje de que no les queda más que votar por el MAS puesto que de lo contrario estarían apoyando a “golpistas”, sino que tiene un objetivo más profundo, cambiar de régimen, de uno conciliador a uno dictatorial. El avance, estancamiento o retroceso de la política bonapartista dependerá de la fuerza del movimiento de masas, que recientemente ha expresado a través del voto su rechazo a la mayoría de los candidatos impuestos de manera dictatorial por Evo. En las siguientes líneas explicamos este proceso y presentamos las propuestas de acción para la lucha.

Por MST Bolivia

ELECCIONES SUBNACIONALES

Las elecciones subnacionales de marzo muestran una relativa derrota política del MAS; este partido buscó repetir la hazaña de llegar al 55% de votos de las elecciones de 2020, correspondiente a más 3 millones de personas, ahora, tomando los resultados electorales de las gobernaciones, esa votación ha disminuido a 2 millones, una pérdida de 1 millón de votos.  En este sentido, ha sido derrotado en la mayoría de las principales ciudades; la más representativa de estas derrotas ha sido en la alcaldía de El Alto. Apenas ha conseguido la alcaldía de Oruro y Sucre; en esta última ciudad ganó de forma apretada con 362 votos de diferencia. Otra derrota histórica se dio en la ciudad minera de Huanuni.

El MAS ha conseguido cuatro de nueve gobernaciones (Pando, Oruro, Potosí y Cochabamba). ha perdido en Santa Cruz, Beni y se espera la segunda vuelta en La Paz, Tarija y Sucre, donde no se vislumbra un escenario victorioso salvo alguna maniobra del árbitro que siempre ha jugado a favor del partido azul.

Es una derrota en las ciudades, más en el campo la historia es distinta, por ello lo relativo de la misma, ya que ha logrado 240 municipios de 336, donde han existido casos de actas con el 100% de votos a favor del MAS (denuncias de fraude de por medio). Pero es evidente la fuerte influencia del partido de gobierno en los sectores campesinos.

El RECHAZO AL EVISMO

Sin embargo, la pérdida general de un millón de votos y el que se le haya escapado de las manos El Alto, la ciudad de Cochabamba y ahora esté en juego La Paz, territorios estratégicos que pensaba asegurados, es un duro revés para el MAS. ¿Por qué sucedió esto? El partido de gobierno atribuye su situación a la “oposición golpista”. Pero lo cierto es que las elecciones subnacionales han mostrado el rechazo de amplios sectores de trabajadores al ala bonapartista del MAS que ha retomado el control del gobierno por medio de Arce. Los dedazos de Evo a la hora de imponer candidatos, ministros y jefes regionales han sido repudiados por gran parte del electorado. Es una expresión distorsionada a través del voto de lo que fue la insurrección de 2019 contra Evo Morales. Las masas pensaron que Arce era un nuevo gobierno, distinto a Evo, muchos le dieron un voto no militante en contra de Áñez, de ahí que obtuvo el 55%, pero el desencanto viene llegando después de cuatro meses del retorno al poder ejecutivo.

Los principales responsables de los reveses electorales del MAS son los bonapartistas; es el retorno de Evo y su séquito que alzan cabeza con mayor claridad e imponen sus dedazos, de Quintana a Romero, pasando por quitar la máscara a Arce y Choquehuanca.

Una vez expulsados los líderes del ala conciliadora del MAS, como Eva Copa y compañía, el ala bonapartista no tuvo mayores obstáculos de imponerse. Choquehuanca, que en un principio se mostraba conciliador y crítico de Evo, ahora cerró filas con el jefe máximo y se puso a sus órdenes.

El resultado fue que Eva Copa, tomando la sigla de “Jallalla”, ganó la alcaldía de El Alto en oposición al MAS con una votación cercana al 70% frente al dedazo de Evo, Maquera, que apenas superó el 12%. Los ponchos rojos críticos y juventudes campesinas votaron para la gobernación de La Paz por el hijo del fallecido líder indígena Felipe Quispe, en contraposición al dedazo del MAS, Franklin Flores, y realizaron 5 días de vigilia en el Tribunal Supremo Electoral para garantizar que el gobierno no les robe los votos con el sospechoso conteo lento y consiguieron ir a la segunda vuelta. Al MAS se le fue partiendo el apoyo no solo en la ciudad, sino también en el campo.

UN GIRO BONAPARTISTA

Tras este escenario, el MAS terminó por saltar al primer giro bonapartista, no solo interno, sino externo, no solo para una apuesta electoral, sino para un cambio de régimen, de uno conciliador a otro dictatorial. Volvió con fuerza la campaña de acusar a todo el que se le oponga de golpista. A la propia Eva Copa la acusaron de lo mismo.

Para ello, encarcelaron a Áñez, con un juicio que nada tiene que ver con justicia para los muertos de Sacaba y Senkata, sino con el andamiaje jurídico de que Evo Morales fue sacado del poder injustamente por un Golpe de Estado, orientado a que debe volver a gobernar. Es un plan por los “derechos de Evo”, el jefe, no por los caídos del pueblo campesino. El giro bonapartista comenzó con la consigna de cárcel para los golpistas y se apoya sobre la retórica de “justicia”.

El objetivo no es dar justicia, sino, extender los encarcelamientos y persecuciones a las masas de trabajadores que se enfrentaron a Evo en 2019, sentar la mano al ascenso revolucionario boliviano para que no vuelva a repetirse ningún vacío de poder que ponga en crisis al dominio burgués oligárquico, y consolidar un giro bonapartista.

La persecución política a los sectores campesinos se refleja en la arremetida del MAS contra ADEPCOCA, donde ha intervenido jurídicamente con tal de no reconocer a su dirigencia claramente contraria al MAS y ahora pretende asfixiarlos económicamente abriendo un mercado de la coca paralelo apuntando a destruir al sindicato. La lucha de este sector campesino está en marcha, resisten la intervención del Gobierno con un contundente bloqueo de caminos que es duramente reprimido por la policía, donde ya se tienen detenidos. Por otro lado, las protestas en las ciudades no permitieron extender los encarcelamientos a los trabajadores urbanos, a ellos han preferido perseguirles con despidos de las fuentes laborales, como el caso de los obreros de la metalúrgica Vinto.

Sin embargo, los evistas no tienen el respaldo mayoritario de las masas en la ciudad y tampoco un respaldo unánime en el campo, eso reflejaron los primeros resultados de las subnacionales, las vigilias y luchas actuales de ADEPCOCA, salud y magisterio, por lo que el giro bonapartista en curso aún es un proceso, su avance o retroceso dependerá de la respuesta del movimiento de masas que aún no ha sido derrotado.

LA OLIGARQUÍA Y EL IMPERIALISMO NO ESTÁ CON ÁÑEZ, SINO CON EL MAS

El Mas trata de hacer pasar este primer giro bonapartista como un enfrentamiento contra la oligarquía, para eso usa el encarcelamiento de Áñez con el fin de ganar principalmente a las masas campesinas e indígenas de occidente, donde ha perdido terreno, como base de apoyo a su plan bonapartista. Pero los principales sectores de la oligarquía de la soya y ganadería, las transnacionales del petróleo, las grandes mineras, los bancos y empresas imperialistas en general están del lado del MAS. No hay ninguna medida de expropiación, ni siquiera aquella falsa nacionalización del cambio de contratos que en el pasado aplicó Evo Morales. Nada contrario a los intereses de la oligarquía. Se encarcela a Áñez y a sus exministros más cercanos cuando estos no representan ningún peligro. En contraste, cuando estaban en el poder ejecutivo y era posible derrocarlos, el MAS siempre abogó para que Áñez no caiga por insurrección, como bien podía caer en las jornadas de julio y agosto de 2020 con las luchas convocadas por la COB, y le permitió salir por la puerta grande tras las elecciones.

El encarcelamiento de Áñez, como hemos dicho, no busca justicia, sino legitimar el giro bonapartista para asegurarse un gobierno de mano dura, capaz de aplicar el ajuste económico contra los trabajadores ante la tremenda crisis económica y social profundizada por la pandemia. Sin embargo, aún gran parte de las masas le impiden dar el giro completo, recordándoles que Evo fue derrocado por una insurrección y no por un golpe, eso expresa el rechazo al dedazo y la votación en contra de los candidatos impuestos por Evo. Así también, ante las últimas convocatorias a marchas y cabildos del Pacto de Unidad dirigido por el MAS que difunden la idea de que Evo fue víctima de un golpe de Estado, la COB se alejó de las mismas debido a la presión de sus bases, que le recordaron al promasista Huarachi, ejecutivo de la COB, que él mismo pidió públicamente la renuncia de Evo Morales ante la fuerza de las movilizaciones insurreccionales de 2019.

JUSTICIA

El clamor de justicia para los muertos de sacaba y senkata sigue en pie. No puede ser reemplazado por un juicio que pretende otorgar el “derecho” de Evo a ser dictador y acusar de golpista a los críticos del MAS que provienen de la clase trabajadora, para perseguirlos. Justicia significa no sólo encarcelar a Áñez por Sacaba y Senkata. Justicia significa poner tras las rejas también a los autores intelectuales del paramilitarismo del MAS. Previamente a Sacaba y Senkata hubo una política de terror del MAS para provocar el retorno de Evo a costa de las víctimas de Sacaba y Senkata. Una política al estilo de Nicolás Maduro en Venezuela. Paramilitares del MAS atacaron las casas de los trabajadores movilizados en la ciudad, quemaron los buses de servicio público Puma Katari, arremetiendo contra conquistas del pueblo. Los vecinos de Senkata han denunciado desde 2019 que hubo infiltrados en sus barrios, vestidos de civil y portando chalecos antibalas de la policía, otros con gases lacrimógenos y con grandes fajos de dinero. Mismos fajos que se encontraron en posesión de lúmpenes que azuzaron el enfrentamiento. El MAS estuvo detrás de todo esto. Áñez, al ascender tras la renuncia de Evo, García Linera y Salvatierra, solo cogobernó con el parlamento de mayoría masista, nunca los barrió o les hizo golpe, el MAS nunca dejó el poder totalmente y se mantuvo controlando el parlamento, institución que tuvo mucho protagonismo y poder efectivo en la gestión de Áñez. Nunca, por tanto, se esclarecieron los hechos ni de Sacaba, Senkata o el terror producido por el MAS en las ciudades.

Pero esa no es la única justicia que se necesita. Los ataques de paramilitares armados del MAS contra los mineros de Potosí, estudiantes y maestros de Sucre está en la total impunidad. Dispararon contra buses de mineros, maestros y estudiantes en Challapata y Vila Vila, para impedirles llegar a la sede de gobierno en vísperas de la caída de Evo Morales. Manosearon a las mujeres universitarias. Nunca dispararon ni humillaron a la oligarquía, sólo dispararon a los trabajadores y juventud insurrecta. Esto es prueba de que Evo fue derrocado por una revolución. La contrarrevolución vino por parte del MAS y no se quedó con los disparos en Vila Vila, sino que, una vez que Evo fue derrocado, la contrarrevolución se volvió a organizar cuando sus altas dirigentes, Adriana Salvatierra y Susana Rivero, se reunieron con la iglesia, el embajador de Bolsonaro, Albarracín y Camacho, en la UCB de La Paz, para resolver que Jeanine Áñez sea quien le suceda a Evo en la presidencia y así evitar que los movilizados se definan a tomar el poder en sus manos (la COB era el organismo con el que se podía definir a ir por el poder, pero su dirección, Huarachi, era contrario a esta salida y siguió la política masista de sostener al gobierno que hoy llaman “golpista”). Así, de inmediato se garantizó la sucesión de Áñez, luego, el MAS aplicó la política del terror contra los trabajadores, colocando a los pobladores de Sacaba y Senkata entre las balas de Áñez y los paramilitares de Evo.

Justicia significa cárcel para Áñez y sus lugartenientes, asimismo, cárcel para Evo y sus terroristas, el ala bonapartista del MAS. Todos ellos son unos criminales.

CONGRESO DE LA COB ¡YA!

Es necesario rearticular las luchas de los trabajadores y combatir el ajuste económico y el giro bonapartista que pretende imponer el MAS. La vanguardia de la lucha es ADEPCOCA por la independencia política y sindical junto a los trabajadores en salud contra la Ley de Emergencia Sanitaria prohibitiva de la protesta social. Los maestros contra las clases virtuales del gobierno que ni siquiera garantiza lo mínimo para educación, ni equipos de cómputo ni internet. O los fabriles y metalúrgicos que luchan contra los despidos dictaminados por el MAS y la patronal. Todo esto junto a las peticiones de justicia, deben incorporarse en un plan de lucha con independencia de clase. Por ello, exigimos desde las bases que se organice de inmediato el Congreso de la COB, para preparar el camino a conseguir las reivindicaciones de nuestra clase trabajadora, salud, trabajo, educación y justicia. Nos sumamos a la petición de sectores mineros de Huanuni, Fabriles de Cochabamba y trabajadores de Sucre: CONGRESO DE LA COB ¡YA!

La Paz, 24 de marzo de 2021

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