CONTRA TODA FORMA DE OPRESIÓN Y EXPLOTACIÓN
Desde el MST-JS damos un fuerte abrazo revolucionario a las mujeres trabajadoras y luchadoras del mundo que día a día enfrentan la opresión y explotación capitalista en busca de una vida digna. Saludamos y alentamos la lucha por la liberación de la mujer y de todos los sectores oprimidos de la sociedad. Consideramos que para triunfar es primordial combatir con independencia de clase, es decir, con las propias fuerzas de la clase trabajadora, sin la injerencia de explotadores y opresores. Precisamente, la lucha concreta por acabar con la opresión está dada en abierto enfrentamiento con los hombres y mujeres que reproducen la opresión al pertenecer a la clase capitalista.
La burguesía, oligarquía e imperialismo desarrollan la opresión no solo de la mujer, sino de todos los sectores (niños, migrantes, personas de color, homosexuales, etc.) para obtener mano de obra aún más barata por su vulnerabilidad e incrementar el ejército industrial de reserva, entre otros beneficios (atrocidades) capitalistas. Consecuencia de ello es la doble explotación, discriminación y violencia ejercida para someterlos. La burguesía como clase no puede erradicar la opresión porque para sostener su dominio necesita mantener y alimentar las desigualdades económico-sociales. Por eso, las mujeres burguesas y quienes plantean la unidad con ellas, no liberarán a las mujeres trabajadoras de la opresión.
No es lo mismo ser mujer de la clase trabajadora, que ser mujer explotadora, así como no es lo mismo ser persona de color de la clase trabajadora que ser persona de color explotadora dueña de una transnacional. Lo propio pasa con los migrantes, no es lo mismo ser migrante trabajador explotado, que migrante explotador propietario. Iniciar una lucha “independiente” sólo de mujeres debilita, une a las explotadas con las explotadoras, beneficia al encubrimiento de las y los opresores, divide a la clase por el género y, por tanto, prepara la derrota de las luchadoras. Es así que el feminismo, en todas sus variantes, alberga la derrota en su seno, pretende separar a la mujer trabajadora de su clase so pretexto del concepto género, dejándola vulnerable ante las maniobras capitalistas.
La revolución Rusa de 1917 demostró que los sectores oprimidos pueden triunfar si es que luchan como clase trabajadora, sin injerencia de la clase capitalista y desechando las ideologías pequeñoburguesas de género. Aquel 8 de marzo de 1917 (23 de febrero en el calendario juliano) las mujeres de clase trabajadora del barrio de Vyborg, en el que tenían una fuerte influencia las y los Bolcheviques, iniciaron una movilización convocando a todos los trabajadores a pedir pan y paz en el marco en que se desarrollaba la primera guerra mundial. Las mujeres se organizaron en tanto clase trabajadora explotada, y no en torno a la división de género. La gesta rebasó las fuerzas zaristas con la entrada a la lucha de 20 mil trabajadores metalúrgicos. Proletarios de diversas fábricas se sumaron en minutos. El zar desplegó a las tropas militares. Las mujeres trabajadoras pudieron derrotar sin armas al regimiento de soldados de base con una línea clasista, ganándoles la moral, con enérgica emotividad, exigiéndoles que no disparen a sus hermanos, ganándolos para que luchen junto al proletariado. Finalmente, triunfaron. No fue una política de género, feminista, la que logró el triunfo, sino una de independencia de clase, en el que hombres y mujeres trabajadores lucharon como clase y consiguieron una victoria trascendental que se constituyó en el preludio de la Revolución Rusa de octubre.
Por esas razones, la Juventud Socialista y el Movimiento Socialista de los Trabajadores considera que este 8 de marzo debe ser un día de lucha de la clase trabajadora (mujeres y hombres) contra la clase opresora, burguesía también representada por mujeres y hombres, en el camino a su liberación. En Bolivia, el gobierno de Evo Morales reproduce la explotación y opresión capitalistas. Los despidos de trabajadores (ENATEX, ECOBOL, etc) y la inestabilidad laboral lo demuestran. En lugar de acabar con la opresión a la mujer la fomenta en sus discursos machistas, y socapa a sus partidarios acusados de ejercer violencia contra la mujer, favoreciéndolos en sus juicios. La liberación de la mujer pasa por liberarse de los gobiernos capitalistas como el de Evo Morales. La lucha liberadora en nuestro país exige recuperar las organizaciones del proletariado, como la COB, para la independencia de clase. Es necesario crear el espacio propio de la mujer trabajadora, que no es distinto al espacio del proletariado, independiente del gobierno, la oposición, el feminismo burgués y pequeñoburgués.
La Paz, 8 de marzo de 2018.