ANTE EL SISTEMA ELECTORAL FRAUDULENTO EN BOLIVIA: VOTO NULO

Juan Jose


EL sistema electoral impuesto dista mucho de aquella democracia de la ilustración, aquella que planteaba que la nación, el pueblo, esté representado en sus partidos políticos y disputen una elección en igualdad de derechos políticos. Hoy, la nación no está representada en los partidos que se presentan, el sistema pseudo democrático solo admite representantes del Estado Burgués. Los partidos, MAS, ADN, la alianza JUNTOS, CREEMOS, entre otros, no dependen del financiamiento de sus militantes, sino, del dinero que el Aparato Estatal les otorga para hacer su campaña. De esta manera, responden a las necesidades de ese aparato de dominación capitalista y no de la población a la que dicen representar.

Dado que el Estado es Burgués, responden a los intereses oligárquicos e imperialistas de la clase burguesa, por más que en sus discursos hablen de indígenas o del pueblo trabajador. Por más que los intelectuales de la oligarquía se esfuercen en repetir en universidades y colegios la falacia de que el Estado somos todos, la verdad es que el Estado es un instrumento de dominación para someter a las masas y garantizar el bienestar de la élite dominante. Ya con más de un siglo de la fase imperialista del desarrollo capitalista, esta situación se agrava y las contradicciones entre democracia y Estado Burgués se agudizan hasta ser irresolubles, especialmente en países capitalistas atrasados como el nuestro. En esas condiciones, la democracia se desvanece.

Hoy vemos que se organizan elecciones fraudulentas con la misma estructura en las que se desarrolló el fraude de Evo Morales, no ha cambiado ni un ápice el sistema electoral. Solo cambió el administrador, Jeannine Áñez a la cabeza, tratando de cumplir la tarea que Evo no pudo culminar: desviar el proceso revolucionario boliviano con la farsa electoral y transferir el poder a los jefes de partidos que se distribuirán el botín de los cerca de 30 mil millones de dólares de presupuesto que anualmente administra el Estado.

Tras la insurrección de octubre y noviembre de 2019, el Estado Burgués entró en una profunda crisis. Hubo un vacío de poder de cuatro días en los que la oligarquía no encontraba salida. Se quebraron los poderes del Estado. Los más destartalados fueron el ejecutivo y el legislativo y, con ellos, el judicial quedó en la cuerda floja. Las masas movilizadas removieron todo hasta tumbar a Evo. Las sucesiones constitucionales inmediatas renunciaron y escaparon del país. La policía desobedeció a sus altos mandos y se amotinó, la crisis también se trasladó al ejército.

Cuando llega la sucesión constitucional de Áñez, su tarea es reconstruir ese Estado burgués maltrecho, y para ello va a necesitar la ayuda de la burocracia sindical en primera instancia, porque ésta le da una tregua fundamental para desmovilizar a las masas, pero luego necesita de todos los partidos burgueses financiados por el Estado y, entre ellos, esencialmente del MAS.

Por ello, el gobierno de Áñez ha garantizado la participación de este partido en las elecciones fraudulentas, haciendo borrón y cuenta nueva del fraude que propiciaron el año pasado, y premiándolo con cerca del 50 % del financiamiento que el Estado otorga a los partidos políticos de estas elecciones. La pelea entre ellos es tan solo mediática, en el fondo tienen el férreo compromiso de reconstruir el aparato estatal de dominación burguesa.

El amorío entre Áñez y el MAS se refleja también en el acuerdo de prórroga de mandato que les beneficia a los dos: Áñez y su coalición en el ejecutivo, diputados y senadores del MAS en el legislativo. Sin embargo, el Estado aún está en crisis. El gobierno no puede pisar El Alto por las protestas por las víctimas de Senkata. A su vez, por la última crisis de la salud pública por la pandemia de Coronavirus, el gobierno está entre la espada y la pared ante las protestas de las masas por hospitales e implementos adecuados para afrontar la enfermedad. El gobierno no se puede mover con libertad.

En su corto período de mandato ha cambiado más de dos veces de ministros. Esto expresa una situación revolucionaria en el país y que la crisis del Estado aún continúa. Las campañas de fortalecer la institucionalidad estatal abarcan las propagandas en televisión porque esa es la principal debilidad de la burguesía.

En esta situación, la pseudo izquierda aglutinada en el MAS solo ayuda a Áñez para desviar el proceso revolucionario a elecciones en las que quieren fortalecer poco a poco el sistema electoral fraudulento como parte de la estrategia de reconstruir el Estado Capitalista maltrecho.

En ese sentido, el MAS no es una alternativa de los trabajadores, sino de la oligarquía que fue servida por Evo Morales por 14 años en el poder. Ni hablar de los otros verdugos de los trabajadores como Áñez -Doria Medina, Mesa, Camacho (este último no tiene ninguna posibilidad de ganar) entre otros.

EL voto debería ser un derecho y no una obligación, de participar en el fraude. En la medida que el sistema pone sanciones a quienes no vayan a votar, la mejor forma de rechazo contra estos partidos del Estado Oligárquico y el sistema pseudo democrático es votar nulo.

Llamamos a las bases honestas de la COB a exigir a las direcciones la convocatoria a congreso extraordinario para aprobar ésta política y exigirles la re construcción del Partido de los trabajadores con su programa de independencia de clase. El Tribunal Supremo Electoral tendría que otorgue espacios publicitarios en los canales estatales para propagandizar el voto nulo. Estamos conscientes que el voto nulo no impedirá la elección de cualquiera de los partidos financiados por el Estado, pero si logramos una mayoría, estaremos quitándole legitimidad al próximo gobierno y preparando las condiciones para un nuevo noviembrazo.

Por una nueva alternativa política que represente a los trabajadores, con el objetivo de la verdadera nacionalización de los recursos naturales, el incremento al 300 % al presupuesto de salud y educación, por expulsar a las transnacionales saqueadoras del país, por la planificación de la salud pública bajo control de los trabajadores y no de la burguesía causante de la miseria y las pandemias, acabar con el latifundio, cumplir con la industrialización. Es decir, luchar por un gobierno de los trabajadores y pueblo empobrecido.

La Paz, marzo de 2020.

MOVIMIENTO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES

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