BOLIVIA: UNA REVOLUCION OBRERA Y SOCIALISTA EN CURSO

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En Bolivia, en octubre pasado,  una insurrección revolucionaria de las masas trabajadoras del campo y la ciudad  derrocó al gobierno de Sánchez de Lozada, abriendo una revolución obrera y socialista. A continuación tratamos de explicar por qué y  cómo se produjo este proceso, la situación actual, las perspectivas y las tareas que, a nuestro juicio, están planteadas para el movimiento obrero, campesino y popular del país.

I.- UNA ETAPA DE ASCENSO REVOLUCIONARIO
Para comprender la insurrección victoriosa de octubre, que derrocó al gobierno de Sánchez de Lozada, y sus perspectivas tenemos que ver el marco de la etapa en la cual se ha producido. Desde 1985 con la derrota de la movilización revolucionaria encabezada por los mineros se había abierto una etapa de reacción en el país. En este período se aplicaron con toda dureza los planes neoliberales imperantes, colocando a los trabajadores y al pueblo en una situación defensiva. Se produjo lo que se llamó una masacre blanca por los  alrededor de 30 mil mineros despedidos y 12 mil fabriles y de otros sectores. Se impusieron  dispositivos legales por medio de los cuales  se remataron las nuevas riquezas naturales descubiertas, como el petróleo y el gas, y se privatizaron las principales empresas en manos hasta entonces del Estado. Se desarrolló el proceso de lo que  llamamos la recolonización del país.
Este período que duró l5 años quedaría atrás cuando importantes sectores campesinos primero y trabajadores  de las ciudades después, empezaron a enfrentarse cada vez con mayor dureza a estos planes de recolonización. El hecho más importante que determinó el cambio de etapa fue la lucha insurreccional de abril del 2000 en Cochabamba,  la denominada “guerra del agua”, por medio de la cual las masas derrotaron el intento del gobierno de Banzer  de privatizar este liquido elemento a favor de la imperialista Aguas del Tunari. Fue una insurrección  victoriosa  regional que uniendo al conjunto de la población trabajadora de Cochabamba, paró en seco  la dinámica devoradora de las transnacionales y la ofensiva gubernamental  inaugurando  una nueva etapa en el país, una etapa revolucionaria.
 A partir de entonces se produce un cambio en la correlación de fuerzas, las masas trabajadoras pasan a la ofensiva. Empezando por los campesinos cocaleros del Chapare, de los Yungas, del altiplano; luego de los trabajadores de las ciudades,  los jubilados, los maestros, los gremialistas, los de  salud, estudiantes, etc.;  las masas trabajadoras arremeten una y otra vez por sus reivindicaciones contra el gobierno de Banzer y de “tuto” Quiroga a lo largo de los años de su gestión que culminó en agosto del 2002. El gobierno de Banzer estuvo así por las fuerza de la movilización principalmente cocalera y campesina, dos veces al borde de ser derrocado, en abril y septiembre del 2001. Este gobierno que representaba a la Acción Democrática nacionalista (ADN), pudo terminar su mandato sólo porque las direcciones campesinas de ese entonces ya liderado por Evo Morales, negociaron una y otra vez su permanencia. De esa manera y mediante un acuerdo de gobernabilidad auspiciado por la Iglesia, ya bajo Tuto Quiroga, pudo darse paso a las elecciones generales del año 2000. Pero estas elecciones, utilizadas como una medida para desviar el ascenso revolucionario de las masas, se realizaron no obstante bajo el signo de ese ascenso y en el marco de la crisis social instaurada, cuyo componente de base fue  la grave recesión instalada desde el 1999 y el abultado déficit fiscal que aqueja al país  hasta hoy día. Estaban  ya enmarcadas en el fracaso estrepitoso de los planes neoliberales y el creciente rechazo de las masas a esos planes en el país como en el resto del continente. Fue por eso que el proceso electoral estuvo atravesado por movilizaciones como la de los cocaleros que habían derrotado el intento de cierre del mercado de la coca en los yungas,  las movilizaciones del magisterio urbano y, sobre todo, la espectacular lucha de los mineros de Huanuni que revirtió al Estado la mina privatizada por Banzer.  Es en esta fase de luchas que crecen y se fortalecen las direcciones campesinas y sus partidos como el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales  y el Movimiento Indígena Pachacutec  (MIP) de Felipe Quispe el “Mallku”.
Expresión distorsionada del ascenso revolucionario de las masas fueron entonces los resultados electorales del 30 de junio del año 2002, cuando  El MAS de Evo Morales se constituye en la segunda fuerza política del país a sólo un punto del ganador Sánchez de Lozada (Goni) que a penas alcanza el 22% de la votación. Triunfo que obtiene gracias a un fraude electoral que restó votos al MAS que junto con el MIP de hecho significaron la primera fuerza política del país, dejando atrás al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Paz Zamora, a la Nueva Fuerza republicana (NFR) de Reyes Villa  y aplastando a la ADN banserista. Surge así el segundo gobierno de Sánchez de Lozada, merced a una coalición espuria con el MIR, monitoreada por la embajada norteamericana, que mereció desde el inicio el rechazo de amplios sectores obreros, campesinos y populares. Un gobierno débil, cuestionado desde el inicio junto a sus planes entreguistas.
Este gobierno, que bien pudo haber sido derrocado antes de octubre, logró sacar a las direcciones una tregua de cinco meses, tiempo que aprovechó para poner en acción su nuevo plan de ajuste recolonizador, tomando como centro del mismo, el remate de la nueva riqueza boliviana, el gas, a favor de las empresas imperialistas. Pero, las masas cansadas de 18 años  de hambre, miseria y de entrega del país, rompieron la tregua otorgada por las direcciones conciliadoras y salieron a  la lucha. Lo hicieron en enero de este año, en  primer lugar los cocaleros y jubilados con el  bloqueo de caminos con un saldo de más de 20 muertos. Lucha levantada tras un acuerdo en pos de un diálogo que le dio un respiro al gobierno que tras ese acuerdo se creyó con licencia para descargar sobre el pueblo trabajador un nuevo ajuste a través de los que se llamó el “impuestazo” obligado por el FMI para equilibrar el descomunal déficit fiscal. Esta medida lanzada en febrero fue respondida por los trabajadores y la juventud mediante una insurrección que tuvo su epicentro el La Paz y El Alto, pero que se expresó con fuerza también en el interior del país como en Cochabamba, Potosí y Oruro y de la que participó prendiendo la chispa, la policía que se enfrentó a balazos con el ejercito. Lucha en la cual se perdieron más de 30 vidas y resultaron más de 200 heridos. Insurrección obrera campesina y popular que derrotó al “impuestazo”, creo una crisis revolucionaria y derrotó hiriendo de muerte al gobierno de Goni y su plan.
Tal el cuadro de la nueva etapa de ascenso revolucionario que precede y prepara la nueva insurrección de octubre que esta vez terminaría con el gobierno de Goni. Periodo en el cual estuvo ya plateado el problema del poder como una cuestión de actualidad y que se expresaría con crudeza tanto en febrero como en octubre de este año. Etapa en la cual la Central Obrera Boliviana (COB) había surgido de sus cenizas. Obra sobre todo de sus bases combativas que no dejaron de pelear a lo argo de los años de mayor ajuste neoliberal, pero que profundizaron su accionar  con la entrada cada vez más decidida y masiva de los trabajadores de la ciudades acompasando con la de los campesinos, en las movilizaciones  insurrecciónales de febrero y de octubre.

II.- OCTUBRE: UNA REVOLUCION TRIUNFANTE
En el marco de la etapa descrita, después de una nueva tregua de seis meses, post febrero,  concedida por las direcciones, en especial de  Evo Morales cuyo partido practicaba  de hecho un pacto de gobernabilidad para sostener al gobierno de Goni hasta el 2007, la presión de las bases obreras, campesinas y populares, obligan a las direcciones a la lucha por el gas y a enfrentarse con el gobierno de Goni que buscó durante esos meses rehabilitarse reorganizando la policía y conformando una mega coalición con la incorporación del NFR al gobierno. Pensaba de esa manera superar la grave derrota de febrero para nuevamente pasar a la ofensiva en los planes de venta del gas y nuevos impuestos saqueadores como el código tributario, el “perdonazo”  a las grandes empresas evasoras, la penalización de los bloqueos, entre otras medidas.
Alentados por la victoriosa insurrección de febrero, los sindicatos bases de la COB  presionan para la realización del XIII Congreso varias veces postergada por la dirección pro gobiernista de Saturnino Mallku. A pesar del boicot de los sectores oficialistas, se realiza este congreso en agosto de este año, evento que a pesar de una serie de debilidades significó un paso decisivo en la reorganización del movimiento obrero campesino y popular.
Es en estas condiciones que diversos sectores obreros y campesinos se manifiestan contra la venta del gas respondiendo a la intensa campaña que el gobierno había empezado  para convencer a la población de la necesidad de su salida por Chile hacia los EEUU.  Los campesinos del altiplano empiezan a principios de septiembre una marcha hacia la Paz  desde Caracollo en demanda de un conjunto de reivindicaciones teniendo como centro la no venta del gas. Se bloquean los caminos y el altiplano queda paralizado. Luego, organizaciones encabezadas por la COB, el MAS, la coordinadora de defensa del gas,  etc., organizan para el 19 de septiembre una movilización nacional cuya demanda central es la recuperación del gas, dando un salto en la consigna, pues hasta entonces  sólo se solicitaba que no saliese por Chile.  Ese día la movilización fue masiva y contundente y para sorpresa de muchos, sobre todo de la dirigencia,  a la demanda del gas se sumó la del ¡fuera Goni!. Fue una movilización antigubernamental que superó las expectativas de los organizadores. El sábado 20 el gobierno por ordenes de la embajada norteamericana interviene en Sorata a la cabeza del ministro Sánchez Berzaín para “rescatar” a decenas de turistas extranjeros varados por el bloqueo de caminos. Se producen duros enfrentamientos con los campesinos de la zona dando como resultado 6 muertos.
Esta masacre perpetrada al día siguiente de la exitosa movilización nacional, atizó el odio antigubernamental. La COB que había encabezado la movilización, fortalecida por esa convocatoria después de años de ostracismo, llama  a un ampliado en Huanuni para dar respuesta a la masacre de Sorata. En ese ampliado las bases se pronuncian por la convocatoria a la Huelga General Indefinida pidiendo la renuncia de Sánchez de Lozada. La reunión fija la fecha de inicio para el 29 de septiembre. Para entonces los campesinos del altiplano que habían llegado a El Alto se instalaron en huelga de hambre encabezados por el Mallku. También la federación de Juntas Vecinales ( FEJUVE) y la Central Obrera Regional (COR) que venían de una exitoso paro de 48 horas que derroto el “impuestazo” del alcalde mirista, se aprestaban a sumarse a las luchas de los campesinos que llegaban a El Alto.
De esta manera, la convocatoria a la Huelga general de la COB unificaba las luchas hasta ese momento dispersas dando un  aliento cualitativo a las movilizaciones en curso. Aunque esta convocatoria no fue debidamente preparada, pues  la COB venía de un Congreso que no había aprobado un plan de lucha para derrocar al gobierno, sino luchar por reivindicaciones económicas mínimas, la fuerza de los hechos, el hartazgo de las masas con el gobierno y su política hambreadora, lo madura que estaba la situación para una insurrección y para una revolución en el marco de la etapa de ascenso, hacen que la huelga general sea acatada disciplinadamente una a una por las distintas bases obreras, campesinas y populares pese a la negativa de sectores dirigenciales como  Evo Morales que se resistió hasta ultimo momento a entrar de lleno a la movilización y también la dirigencia del magisterio urbano de La Paz conducido  por el POR – Lora.
La brutal  respuesta represiva del gobierno que pensó quebrar la voluntad de lucha de El Alto que había entrado en huelga general indefinida a partir del 8 de octubre, esta vez decididamente reclamando gas y renuncia del Goni, represión que cobro más de 30 vidas y cientos de heridos de bala, abonó la llama de la movilización tornándose claramente insurreccional. En respuesta a la represión entraron en  escena cada vez con mayor fuerza todos los sectores de trabajadores. Las luchas se radicalizaron en La paz donde el 12 de octubre se congregaron decenas de miles de trabajadores, campesinos estudiantes La represión militar cobró otras decenas de vidas sólo en ese día. Los mineros  de Huanuni y de Oruro con dinamita en mano realizaban su marcha hacia La Paz dejando vidas en el camino por las balas del ejercito. Los campesinos de los Yungas hacían lo propio para sumarse a las luchas. Las movilizaciones se profundizaban en Oruro, Potosí, y Cochabamba. Incluso importantes  sectores campesinos se movilizaban en Santa Cruz donde aparentemente no pasaba nada. La lucha que empezó en el Alto se extendió a nivel nacional. La movilización que empezó en el campo se apoderó de las ciudades. El liderazgo de los trabajadores urbanos encabezados y organizados por la COB y sus bases nacionales se apoderó de la movilización. Todas las marchas y movilizaciones se congregaron en la Paz. La consigna central que enarboló la mayoría nacional obrera campesina y popular fue pedir la cabeza del Goni. No había negociación posible pese a los intentos de algunos sectores menores. Los sectores de clase media  que estuvieron a la expectativa e incluso los más pudientes ubicados en la zona sur de La Paz se sumaron a la luchas por la caída del presidente, ante la masacre de decenas de trabajadores y  jóvenes, incluso soldados que se resistieron a disparar contra la población indefensa. Estos sectores lo hicieron mediante la huelga de hambre que se generalizó en la Paz y también en  interior del país como Cochabamba.
 Los días 16 y 17 fueron los de mayor movilización y concentración en La Paz. Se calcula en más de dos cientos mil  en esos días. Trabajadores, jóvenes, campesinos, armados con palos y piedras, mineros armados con dinamita colmaron la Plaza San Francisco y rondaron día y noche el  palacio de gobierno.
Esos días el gobierno había perdido ya el control de la situación, se había abierto otra vez una crisis revolucionaria. Gonzalo Sánchez de Lozada aislado, derrotado políticamente, habiéndose resistido hasta el ultimo momento a renunciar, abandonado por su vicepresidente, falto ya de apoyo del NFR, apoyado sólo y hasta el ultimo momento por el MIR, la embajada  norteamericana y la OEA, se vio obligado a renunciar y fugar del país hacia Miami. El viernes 17 por la tarde abandonó Bolivia manchado con la sangre de mas de 80 muertos y 400 heridos, y dejando en manos del Congreso su carta de renuncia. Había caído uno de los niños  mimados de las políticas neoliberales del continente.
 ¿Cómo llamar a este acontecimiento en el  cual una huelga general insurreccional derroca a un presidente y a  su gobierno? Voceros de la burguesía y del imperialismo se  han negado a llamar por su nombre a las insurrecciones de febrero y también de octubre de este año, para ocultar las proporciones de su derrota y de la consiguiente colosal victoria de las masas. El Goni y la OEA dijeron de febrero que se trató de un simple motín policial y de octubre un golpe del “narco sindicalismo”. Algunos analistas  sostienen que se trató de una revuelta o de una rebelión espontánea. Nosotros consideramos que  si  “El rasgo característico mas indiscutible de las revoluciones es la intervención directa de las masas en los acontecimientos históricos” (Trotsky),  esa característica estuvo más que presente en las movilizaciones que derrocó al Goni en Bolivia. Por eso sostenemos que lo que realmente sucedió en Bolivia no fue sólo una revuelta espontánea, sino  una revolución protagonizada por las masas trabajadoras del campo y la ciudad, a cuya  cabeza estuvo su Central Obrera. Una revolución que habiendo derrocado al gobierno planteo el problema de quién debía gobernar el país.

III- UNA REVOLUCION OBRERA Y SOCIALISTA.
Así como se ha pretendido negar que lo de octubre fue una revolución, también se ha discutido su carácter de clase. Cierto que nacionalidades aymaras y quechuas que hacen parte del movimiento campesino participaron con fuerza e iniciaron la insurrección de octubre. Cierto que el componente indígena originario puso un torrente de masas importante en la misma. Cierto que en  El Alto se movilizaron los vecinos. Esto hace que muchos analistas caractericen lo sucedido como “una rebelión aymara”, como una insurrección de “vecinos y vecinas”, de “comunarios”, y en general como una “rebelión indígena”.
Pero, ocurre que junto a estos sectores se movilizaron los trabajadores organizados de las ciudades, los sindicatos y las federaciones que agrupan a los asalariados de los diversos sectores como los maestros rurales, los maestros urbanos, los trabajadores de la salud los administrativos universitarios, los mineros. En el Alto los vecinos son en gran proporción trabajadores de distintas ramas,  son obreros y mineros relocalizados, gremialistas. Los fabriles que si bien no participaron como organización si lo hicieron como “vecinos” tanto en El Alto como en otros lugares de La Paz. La clase trabajadora se movilizó lo mismo en Cochabamba, Potosí y Oruro. Toda ella organizada en las centrales obreras departamentales y a nivel nacional junto a los trabajadores del campo en la COB. La COR del Alto desempeño junto a la FEJUVE un papel clave en la movilización.
Por eso la revolución tuvo por su composición social y por la dirección que la centralizó a nivel nacional, la COB,  un carácter obrero, campesino y popular. Pero, además, esta revolución no se enfrentó al intento de sacar el gas por Chile, ni solo al Goni como presidente, sino al saqueo imperialista de nuestros recursos naturales y a un gobierno lacayo que aplico ese pillaje. Es decir, por el enemigo que enfrenta es una revolución obrera anticapitalista y antiimperialista, vale decir socialista.
A diferencia de la revolución ecuatoriana del 2000 que sí tuvo una dirección y un componente social mayoritariamente indígena campesina , la boliviana es mas obrera y urbana. A diferencia también de la revolución argentina en la cual la clase obrera organizada no tuvo una participación central y sólo dio gérmenes de poder dual, la boliviana si tiene  como protagonista central a la clase obrera y dio un órgano de poder dual más avanzado e institucionalizado, expresado en  la COB.

IV.- LA COB: ORGANISMO DE DOBLE PODER.
Se cree equivocadamente que porque la revolución boliviana no dio órganos de poder parecidos a los soviets de la revolución rusa, entonces acá no hay poder dual. Muchos buscan con lupa esos soviets y no lo encuentran en la forma clásica, no ven que a diferencia de otras revoluciones la revolución boliviana ha dado un órgano de poder dual distinto pero igual de poderoso.  Se trata de una Central Obrera que agrupa a todos sectores de la población trabajadora del campo y la ciudad. Es una “central pueblo”. Incluso las juntas vecinales que son organizaciones de la población en general, pero que por tener en  su seno un gran componente de asalariados, reclaman formar parte de la COB. En el ampliado del 19 de octubre se congregaron todos estos sectores bajo la dirección de la COB para decidir qué hacer después de la caída de Goni. Eso graficaba la fuerza y convocatoria de la COB como dirección y como órgano centralizador.
 Esta central que data de la revolución del 52 y que jugó papeles fundamentales  en los procesos revolucionarios de 1971 y 1985 como órganos de poder dual,  había sido prácticamente anulada en la etapa de reacción tras la derrota de los mineros  de 1985. Desde entonces fue copada por direcciones pro gobiernistas y pro neoliberales. Pero  al calor de los combates de sus bases fue cobrando fuerza y su recuperación se hizo posible gracias a las movilizaciones cada vez más contundentes de este año, en particular la de febrero. Su XIII  Congreso realizado en agosto, fue consecuencia casi directa de esa insurrección donde jugaron roles protagónicos sus bases departamentales empezando por las de La Paz y El Alto. Si bien dicho congreso no armó con una política correcta, si restableció a un nivel superior su organización derrotando a las direcciones pro gobiernistas, lo que le permitió jugar el rol centralizador y unificador de la revolución de octubre. Fue, como hemos dicho, su convocatoria a huelga general la que permitió dar un salto a las movilizaciones de entonces y a su vez fue esta revolución la que la encumbró por la fuerza de las movilizaciones insurreccionales, otra vez como órgano de poder dual institucionalizado. Aunque momentáneamente congelado por la política de las direcciones, en el marco de la tregua concedida al nuevo gobierno, hasta los analistas más reticentes como Alvaro Linera, consideran a la COB como ese organismo y a la situación nacional atravesada por un empate de dos poderes. Esto es así porque el gobierno no puede hacer nada central hoy sin considerar los planteamientos de la COB, y en lo días de combate la COB y sus bases del campo y la ciudad eran los “dueños y señores” de la situación, a tal punto que Carlos Mesa tuvo que pedirle  permiso para ingresar a Palacio Quemado para juramentar como presidente.

V.- LA REVOLUCION BOLIVIANA RESTABLECE TEMAS ABANDONADOS
Por su carácter de clase, por la transparencia objetiva de sus fines, más claramente que otras revoluciones producidas en estos años en el continente, la revolución boliviana viene a restablecer temas vitales discutidos y abandonados por gran parte de la vanguardia mundial tras la caída del Muro de Berlín. Así  hoy gracias  a esta revolución empieza a revalidarse el tan discutido rol de la clase obrera como sujeto social de la revolución. Porque, la revolución no sólo mostró la presencia militante de la clase trabajadora, sino su organización como órgano de poder con la COB al frente. También, ligado a lo anterior, la no lo menos cuestionada toma del poder por los trabajadores, así como la necesidad del partido revolucionario para  llevar esta tarea a su solución revolucionaria. Hoy en Bolivia toda la vanguardia empieza a discutir la necesidad del poder y la necesidad de una dirección revolucionaria, dejando atrás teorías  pesimistas y revisionistas del programa marxista revolucionario. Pero, además, la revolución también introduce la discusión a la par que la necesidad de la toma del poder por los trabajadores del campo y la ciudad, la necesidad de darle una solución positiva al capitalismo imperialista en bancarrota total, haciendo posible la reivindicación del socialismo como alternativa real al sistema capitalista.
 
VI.- UNA REVOLUCION TRIUNFANTE QUE POR LA DIRECCION ENTREGA EL PODER A LA BURGUESIA.
Esta revolución que derriba al gobierno burgués pro imperialista  de Sánchez de Lozada, termina sin embargo entregando el poder a la misma burguesía por medio del mecanismo de una sucesión constitucional en el marco del régimen democrático burgués colonial. Es, como hemos dicho, una revolución obrera y socialista por el sujeto social que lo encabeza y por los enemigos que enfrenta, pero que por tener al frente una dirección conciliadora reformista, entrega el poder a la burguesía. Es en este sentido lo que denominamos una revolución de febrero, inconscientemente socialista, que por el problema de la dirección cede el triunfo a su enemigo de clase.
Esto fue así por que tanto la dirección de la COB como la de los campesinos y la del referente político más importante, el MAS de Evo Morales, plantearon casi al unísono que a la caída del Goni debía suceder un presidente en el marco de la Constitución Política del Estado. Al final hubo un acuerdo general en que quien debía hacerse cargo del poder debía ser el Vicepresidente de la republica. Ninguno de ellos se planteó que el poder debía pasar a manos de los trabajadores, menos a manos de la COB, el organismo de poder que la revolución había reconstruido para asumirlo.

VII.- El GOBIERNO DE CARLOS MESA: UN GOBIERNO DEBIL KERENSKISTA,  PROIMPERIALISTA
De esta forma el gobierno de Carlos Mesa, es producto en primer lugar de una insurrección obrera y campesina victoriosa, por tanto un gobierno débil, mucho más débil que el anterior. Es un gobierno que tiene al frente a un organismo de poder dual alternativo, expresado en la COB y las demás organizaciones obreras y campesinas nacionales y locales. Por eso tiene las características típicas de un gobierno Kerenskista, que es en un sentido antesala de una nueva revolución. Por ser también consecuencia de la política de las direcciones que le dieron paso, es un gobierno que es sostenido por estas direcciones que así lo han expresado, dándole una tregua: unos de 90 días como los campesinos dirigidos por el Mallku, otros sin plazo fijo, como la dirección de la COB que optó por un “repliegue estratégico” y Evo Morales que se mantiene con su política de la “defensa de la democracia” y de sostener al gobierno para que cumpla su mandato hasta el 2007.
Este gobierno así constituido  mantiene  las  líneas maestras del plan neoliberal de su antecesor, es por eso un gobierno pro imperialista que acata los dictados del FMI. La promesa de referéndum para el gas,  la revisión de la Ley de hidrocarburos y la Constituyente, es la salida para ver cómo sortea la revolución en curso, y dar continuidad así al poder recolonizador en el país.

VIII.- ENTRAMOS A UNA NUEVA FASE DE LA REVOLUCION. LA LUCHA POR EL PODER DE LOS TRABAJADORES A TRAVES DE LA COB.
Con la caída del Goni y la asunción de Carlos Mesa como presidente, el proceso revolucionario, en vez de cerrarse se profundiza. Nada esta resuelto a favor de los trabajadores, éstos vienen de un gran triunfo, el gobierno esta conminado a resolver las principales demandas a corto plazo, principalmente el problema del gas. El país esta en quiebra económica y fiscal. El gobierno esta obligado a recurrir a mayores ajustes en la línea del FMI. Lo que se ha abierto es una nueva fase de la revolución. Muchos trabajadores dicen que en octubre se ganó solo una batalla y que ahora se trata de ganar la guerra. Esto quiere decir que si bien en octubre el poder pasó a manos de la burguesía, la fase que se ha abierto plantea la lucha organizada por el poder obrero campesino y popular. Lo que está planteado en esta etapa es la preparación de la lucha  por poder de los trabajadores del campo y la ciudad a través de la COB.

IX.- LA POLÍTICA DE LA BURGUESIA Y EL IMPERIALISMO: LA TRAMPA DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE.
La burguesía  y el imperialismo son concientes de esta segunda fase y se han dado una política para enfrentarla. Desde ya encararon la insurrección de octubre por la vía de una salida constitucional. Ahora   buscan centralmente  desmontar la revolución en curso por la vía de lo que llamamos la “reacción democrática”, es decir canalizar el proceso de las luchas  hacia un proceso electoral, ya sea con adelanto de elecciones o, sobre todo, a través de la convocatoria a una Constituyente. Esta salida no descarta preparativos golpistas como recurso de emergencia, pero esta claro que  por la fuerza de las masas ponen el acento en la salida democrático burguesa. Así enfrentaron las  revoluciones de Ecuador y de Argentina y piensan hacer  lo mismo  en Bolivia. Está en curso esta gran trampa de la Constituyente, instancia  a la cual, luego de maniobras dilatorias y desgastantes, piensan llevar la discusión de qué hacer con los decretos sobre hidrocarburos y el gas, el decreto neoliberal 21060 y todas las principales demandas de los trabajadores. Decretos que no precisan pasar ni por el Congreso actual, puesto que hacen a la competencia del poder ejecutivo.
A ella busca llegar mediante acuerdos con la cúpulas dirigenciales de los partidos burgueses y, sobre todo, de los representantes de los trabajadores. Cuenta para ello  con la colaboración del MAS de Evo Morales quien reivindica la necesidad de la Constituyente como salida para  “refundar el país” en coincidencia con la burguesía santacruceña que pretende hacerlo para su fines hegemónicos. Pero también con la mayoría de las dirigencias incluida la de la COB que depositan sus esperanzas en que por esta vía se podría lograr las conquistas que las masas reclaman.
Pero, esta salida a pesar de contar con un quórum de amplio espectro, no va a resultar nada fácil. Mesa se ha comprometido a realizar previo a la Constituyente un referéndum sobre el gas. Es decir una consulta vinculante, sobre si se  recupera el gas para Bolivia o se deja en manos de las transnacionales. A estas alturas del proceso revolucionario una consulta mínimamente democrática, que no está garantizada, llevaría al triunfo abrumador del pueblo trabajador. Esto colocaría contra la pared al gobierno y al imperialismo y aceleraría la hora de las definiciones sobre el problema de la lucha por el poder. A la recuperación del gas se suma la recuperación de todas las riquezas privatizadas.  Y entonces la situación se pondrá al rojo vivo. Por eso el gobierno, gana tiempo y trata de salir de esta situación buscando llevar todo a la Constituyente, instancia en la cual piensa ganar mayoría, fraude de por medio, para de ese modo imponer en contra de los trabajadores el destino del gas y de las demás reivindicaciones. De este modo podrá decir: la Constituyente lo ha decidido y estamos todos obligados a respetar sus acuerdos, si no se quiere ir contra la santa democracia.

X.-NINGUNA CONFIANZA EN MESA: POR GAS, TRABAJO Y TIERRA. PREPARAR LA TOMA DEL PODER POR LA COB.
Contrariamente a la política de la burguesía y el imperialismo, la tarea central  que esta planteado para las masas trabajadoras y la juventud, en esta fase de la revolución, es  preparar y organizar la toma del poder por la COB. A la maniobra de salida democrática burguesa y la Constituyente como su consiga maestra, para conservar el poder de las transnacionales, está en  curso oponerle el fortalecimiento del órgano de doble poder central  de las masas en lucha, la  COB, desde sus bases obreras y campesinas. Las iniciativas en el sentido de unificar algunas  bases aún divididas y su integración plena en la COB que lleva adelante la dirección va en ese sentido. Está planteado mantener en actividad las conquistas organizativas, como los comités de bases en el campo, en El Alto, los comités barriales de autodefensa, las zonas prácticamente liberadas del altiplano, etc. Al poder casi en ruinas de la burguesía y a su intento de recomponerse vía la salida democrática, hay que enfrentarle con el fortalecimiento de poder obrero, campesino y popular.
Para tal fin es vital la convocatoria a un Congreso de la COB, porque no es suficiente discutir estas y otras tareas en ampliados por importantes y necesarios que sean. Hay que hacer que el conjunto de las bases discutan en este congreso la rica experiencia de organización y las conclusiones políticas superadoras a las que han arribado por propia experiencia. Un Congreso que evalué a fondo la nueva situación abierta, las tareas que están planteadas para los trabajadores. De hecho un evento que superando al anterior, se plantee organizar y preparar la toma del poder, es decir como muchos trabajadores reclaman, esta vez  prepararse para ganar  la guerra.
Es una tarea que está planteada también para cada sector y cada base y que en algunos casos ya esta en agenda como en sectores del El Alto. Eventos que deberían confluir en el gran congreso de la COB.
Ninguna confianza en el Gobierno de Carlos Mesa, es incorrecta la tregua brindada por las direcciones, peor aun las expectativas sembradas por direcciones como evo Morales. El Gobierno no está en disyuntiva de definirse como equivocadamente señalan algunos dirigentes, su definición es derrotar al ascenso revolucionario, restaurar el régimen y el Estado en crisis y recomponer el poder de la burguesía y el imperialismo.
Por eso el Congreso de la COB debe votar un programa y un plan de lucha para derrotar el plan imperialista, y poner la proa en la lucha por el poder. Aprobar un programa cuyo centro sea la ruptura con el FMI, la recuperación-nacionalización del gas, la anulación de la 21060 para tener trabajo, la anulación de la 1008 y tierra para los campesinos. Además el no pago de la deuda externa, el rechazo al ALCA, la recuperación total de la empresa privatizadas para ponerlas bajo control de los trabajadores; así como, integrar las reivindicaciones de las naciones originarias que se plasmen  en Estado obrero multiétnico y plurinacional. Y junto a esto necesariamente un Plan de Lucha para concretar el fortalecimiento de  la COB y sus bases, la preparación de una nueva huelga general Insurreccional, las milicias armadas , etc.
Esta planteado  que la dirigencia de la COB así como Evo Morales y el Mallku, rompan con la tregua, es decir rompan con la burguesía el gobierno de Carlos Mesa y asuman la tarea  de preparar el poder de los trabajadores del campo y la ciudad.
 Dirigentes medios y activistas e incluso algunos dirigentes nacionales,  después de hacer el balance de lo acontecido en octubre, del rol de las actuales direcciones conciliadoras, empiezan a consideran que el problema central que hay que resolver para encarar la nueva situación, es el problema de la dirección revolucionaria. Esta conclusión es clave. Nosotros desde el Movimiento Socialista de los Trabajadores –MST-, coincidimos plenamente y queremos formar parte de la tarea de llevar a delante la formación de esta dirección junto con todos ellos. Por eso, al calor de impulsar la lucha  por el poder de los trabajadores en esta fase de la revolución, queremos confluir con ellos para construir la dirección revolucionaria  que la revolución obrera y socialista boliviana demanda para su victoria definitiva.
MST Octubre-Noviembre  2003

 

 

 

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