Nacional

La reestructuración del ala derecha y bonapartista del MAS

Juan Jose


El entorno de Evo Morales retornó al gobierno. Podemos identificar a 13 de los 16 ministerios al mando del equipo del ex presidente. Solo tres están más ligados a David Choquehuanca del ala conciliadora del MAS. De igual manera, tenemos al Procurador General del Estado, Wilfredo Chávez, abogado personal de Evo, y al comandante de la policía, Jhonny Aguilera, brazo derecho en su época de mayor derechización, entre otros.

El significado político de esto es que el ala dura, derechista y pro bonapartista del MAS se reestructura en el control del Estado y se va imponiendo internamente por encima de su ala conciliadora. El retorno de Evo Morales al país ha potenciado esta reestructuración, siendo el jefe del partido con dominio sobre la dirección cocalera de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba.

Se trata de los impulsores del proyecto bonapartista de Morales para eternizarse en el poder; de los constructores del brazo paramilitar que en noviembre de 2019 dispararon en contra de la caravana de mineros, maestros y estudiantes en la carretera de Challapata y Vila Vila; este entorno político está ligado a la represión de indígenas de oposición de izquierda,  así como a la represión policial contra estudiantes de la UPEA y el asesinato de Jonathan Quispe; a la persecución de dirigentes campesinos y obreros que lograron encarcelar en la gestión de Morales, entre otras acciones antipopulares.

No se trata del ala radical de izquierda del MAS como dicen algunos analistas pequeñoburgueses, sino, del ala más derechista y peligrosa contra el movimiento de masas, que en su gestión anterior absorbió dentro de sus filas a la Unión Juvenil Cruceñista. Por ello, fue esta ala la impulsora de la emboscada con armas de fuego a la caravana proletaria movilizada contra Evo en 2019.

UN EQUIPO DERECHISTA FRENADO POR EL ASCENSO REVOLUCIONARIO

Producto del ascenso revolucionario, el rechazo al retorno del ala derechista del MAS no se hizo esperar. Apenas se posesionó a los ministros evistas, surgió una considerable protesta de las organizaciones sindicales de El Alto en pleno Palacio de Gobierno. A esta se sumaron trabajadoras mineras de Colquiri, del sector del fallecido Orlando Gutiérrez. El gobierno recibió también el cuestionamiento de las Juventudes del MAS. Todos exigieron renovación. Solo el trópico cocalero de Cochabamba defendió sin crítica la designación. Pero, incluso el dirigente de la COB, Huarachi, si bien estuvo a favor de los ministros, pro presión de las bases tuvo que disimular su apoyo incorporando críticas tibias.

Las bases movilizadas en Plaza Murillo votaron pensando que el MAS se renovaría con nuevos candidatos, y apoyaron en primer lugar al vicepresidente Choquehuanca del ala conciliadora, no tanto así a Arce que siempre fue lugarteniente de Evo. Finalmente, el ala dura se impuso, pero de manera burocrática, después de las elecciones. Al hacerlo así, están siendo cuestionados desde el primer día de gobierno de Arce. Y en el mismo Trópico de Cochabamba, es decir, internamente, la situación no les es muy fácil a los pro bonapartistas, puesto que, en el ampliado del 21 de noviembre, que dirigió Evo Morales para designar candidaturas a las elecciones subnacionales, las juventudes del MAS terminaron agitando la consigna de ¡renovación!

De cualquier manera, el ala conciliadora tiene como representante a Choquehuanca y ésta se somete al ala bonapartista, siendo la labor de sus dirigentes la de suavizar las críticas en favor del entorno de Evo. Vale decir que el ala conciliadora dentro de ese partido no es de izquierda, sino de centro derecha. Ahí, toda crítica se hace en función de cargos, no de programa.

Por fuera de su Partido, el cuestionamiento sí es mayor. Las 20 provincias de La Paz que protagonizaron el Cabildo del 14 de agosto que declaró traidores a los dirigentes del MAS por no seguir la lucha contra Áñez, tienen a Achacachi como punta de lanza, un sector que siempre estuvo en frontal lucha contra el proyecto bonapartista de Evo Morales y se mantiene con ese perfil. Podemos mencionar también a ADEPCOCA de Franklin Gutiérrez, que logró derrotar nuevamente la intentona del MAS de tomar su sede sindical después de las elecciones.

Lo propio sucede en el movimiento obrero donde la lucha por la independencia de clase se enfrenta a la burocracia sindical masista. La última de ellas a la que damos todo el apoyo es la de fabriles en el congreso de la COD Santa Cruz, en contra de la reelección burocrática y fraudulenta del burócrata Rolando Borda.

El marco del ascenso obliga a los derechistas del MAS a frenar algunas políticas burdas y deben incorporar tibias reformas y bonos. Es la prueba de que el sector evista y bonapartista no fue echado del gobierno en 2019 por cúpulas burguesas, sino, por el movimiento de masas. Si ahora recuperan espacios perdidos en la superestructura, lo hacen de manera burocrática, enfrentándose a amplios sectores de trabajadores.

TIBIAS REFORMAS PARA EVITAR PROTESTAS MAYORES

El retorno de la derecha masista no puede aplicar su proyecto bonapartista con la misma fuerza de años pasados porque fueron derrotados por una insurrección. Por ejemplo, a pesar de que Arce anunció que los bonos prometidos en campaña electoral deberían esperar hasta el 2021 y que el aguinaldo estaba en riesgo por la crisis económica insinuando aceptar de inmediato un ajuste, la presión de las bases hizo que la COB le exija el bono para diciembre y que garantice el aguinaldo. Ante el ascenso de protestas, Arce retrocedió en estos puntos y se comprometió en garantizarlos.

Los evistas aún necesitan aplicar la conciliación de clases y tibias reformas como los bonos, (algo que también otorgó Áñez) antes de ir con todo a su proyecto bonapartista.

LA UJC Y EL MAS

En el gobierno de Evo Morales, el grupo fascista, UJC, pertenecía al MAS. Era parte de su militancia en la media luna. Cuando el proyecto bonapartista comenzó a debilitarse, la UJC se separó del partido. Pero lo hizo por disputas de poder al interior del mismo. El fascismo no pudo conseguir más cargos porque el ascenso revolucionario terminaría derrocando a Evo y a su brazo paramilitar. Sus reclamos a ese partido solo fueron por espacios de poder.

El MAS, con la reestructuración de su ala derecha y el retorno de Evo al país, puede volver a absorber dentro de sus filas a la UJC como ya lo hizo en el pasado. De hecho, su actitud para con ellos es tan pasiva que se inclina al diálogo, al punto de no hacer nada cuando estos atacaron la sede de la Federación de Campesinos de Santa Cruz. Una agresión inadmisible para con un organismo de los trabajadores. Siendo que el MAS es gobierno, no hace nada contra la UJC. El mensaje es claro. Ha retornado el ala derecha al poder.

Desde el MST repudiamos estas acciones de la UJC contra el sindicato campesino, y denunciamos que el peligro de la derechización proviene del MAS y la reorganización de los impulsores del proyecto bonapartista en el gobierno.

No podemos tener ninguna confianza en un partido que ya a disparado a trabajadores con su brazo paramilitar y trabajó de la mano con grupos fascistas. Las reivindicaciones de estabilidad laboral, salario, jubilación digna, salud de calidad, educación, pasan por defender la independencia de clase en los sindicatos y en la lucha en las calles, que con las propias fuerzas de explotados y oprimidos conseguiremos solucionar las demandas.

NINGUNA CONFIANZA EN ARCE Y EL MAS

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