La dupla Evo Morales – Alvaro García, más conciliadora que antes

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Ana María de Campero, ex defensora del Pueblo

LO QUE ESTÁ EN JUEGO EN DICIEMBRE

Ana María de Campero, ex defensora del PuebloEl gobierno de Evo Morales marcha a las elecciones del 6 de diciembre en el cuadro de un “segundo aliento” logrado con el revocatorio del 10 de agosto del año pasado y el respaldo recibido por la mayoría de los gobiernos burgueses encabezado por Unasur, tras el llamado intento de golpe cívico prefectural de septiembre del mismo año. Como se sabe, hasta entonces  la derecha oligárquica en sus distintas facciones, desde las prefecturas, los comités cívicos de la media luna a los cuales se sumó la cúpula de Sucre, hasta el Senado de la republica,  sostuvo una fuerte ofensiva política que  mantuvo en jaque al gobierno, semiparalizándolo y amenazando con el fracaso completo de la Constituyente.  Fue con el contundente triunfo en el revocatorio y la movilización de las bases campesinas contra los cívicos de Santa Cruz, que finalmente asestó una importante derrota política a la derecha,  cuyo símbolo es el encarcelamiento del genocida  de El porvenir, Leopoldo Fernández. De esa manera desbrozó  el camino para la aplicación de sus planes.

Sin embargo, cuando con esa victoria pudo tomar medidas de fondo contra la oligarquía, expropiándola, el gobierno no sólo la perdonó, sino que le hizo las mayores concesiones en desmedro de los intereses de la mayoría indígena y campesina. Fue precisamente tras esa victoria que, entre otras capitulaciones, pactó con un sector de ella la Nueva Constitución Política del Estado que garantiza las grandes propiedades de la oligarquía terrateniente, renuncio a reelecciones sucesiva de Evo Morales, acordó una Ley Electoral transitoria con un nuevo padrón electoral, biométrico, limitando el voto de ciudadanos en el exterior, etc. Es decir  mantuvo el veto de la derecha ante cuestiones claves. Así, si bien logró un “segundo aliento”,esto no significa que entra a una fase de reformas más radicales, sino todo lo contrario, a una fase de nuevas concesiones a la derecha oligárquica. En diciembre próximo entonces no se juega una profundización de las reformas, sino la aplicación de una política predeterminada en lo esencial por las líneas consensuales de la Constitución vigente.

LA CORRELACIÓN DE FUERZAS

La derrota política de la derecha aconteció no por la política del gobierno, sino a pesar de esa política cuya esencia es el conciliacionismo de clase. Se dio porque tras veinte años del llamado neoliberalismo saqueador y hambreador, con la insurrección de octubre de 2003, se produjo una profunda ruptura del campesinado, los pueblos originarios y los trabajadores de las ciudades con la oligarquía y sus representaciones políticas, la derecha tradicional. Evo Morales evitó que esa ruptura evolucionara hacia una revolución obrera, campesina y socialista. Desvió el proceso insurreccional a la vía muerta de las elecciones y de reformas tibias. A pesar de esa maniobra, la ruptura persiste y es lafuente del “nuevo auge” de Evo y del temor de la oligarquía al gobierno que en realidad es un temor al ascenso de las masas. Ruptura controlada, desviada y contenida por la política de conciliación del gobierno, ante la ausencia de una alternativa de dirección revolucionaria. Es en este cuadro que la correlación de fuerzas sociales favorece ampliamente al gobierno.

LA COB

Paradójicamente, cuando el gobierno “gira más a la derecha”,  es cuando la mayoría del movimiento de masas  más lo apoya. Esto se debe a que  los sectores campesinos y populares identifican ilusoriamente el triunfo contra la derecha con el gobierno que pacta con ella. Es en esta coyuntura que la dirección de la COB abandonando la lucha por reivindicaciones como  salarios, empleo,  ley de pensiones, etc., claudica y apoya con todo al gobierno, a pesar de que la lucha por la cuestión de las pensiones fue duramente reprimida con muertos y heridos. Lo hace pisoteando el mandato del pasado Congreso que aprobó mantener la independencia de clase.  Con ello abandonó su tarea de pugnar por la agenda de octubre y una salida de clase a la crisis del país, no resuelta por el reformismo de Evo Morales. Este amplio apoyo  se manifestará políticamente en el  triunfo del gobierno en las elecciones de diciembre.

LA DERECHA

Esta realidad de derrota política de la derecha, de aislamiento,  hace que ésta se muestre dividida y sin liderazgo de masas, más allá de sus cotos de clase media de la media luna, regionalista, que vive de las migajas de la mesa oligárquica. Es en este cuadro que expresando su fracaso histórico el MNR no haya podido presentarse con identidad propia. Sin  sentido de la realidad el ala fascista de la derecha, encabezado por Manfred-Leopoldo, alardea que ganará las elecciones. Pero, aunque disputará algunas curules para la Asamblea Legislativa Plurinacional, su pretensión de ganar las presidenciales no deja de ser una ilusión reaccionaria.

LA ALTERNATIVA DE INDEPENDENCIA DE CLASE

El “nuevo auge” del gobierno amplió su apoyo de masas, llevando como hemos dicho, a la dirección de la COB a una vergonzosa capitulación y a fuertes presiones oportunistas en sectores de vanguardia. Las rupturas del MAS no fueron hacia la izquierda sino a la derecha. El espacio para una alternativa de independencia de clase se acortó, pero no por ello dejó de existir, habida cuenta de la política de reformas tibias del gobierno y sus perdonazos a la oligarquía y a sus socios las transnacionales percibidas por sectores de trabajadores. La pelea en estas elecciones por una opción  de este tipo era necesaria, pero como señalamos en la página central de este número, no fue posible por la inconsecuencia de dirigentes opositores al gobierno que le capitularon al mismo,  frustrando la construcción de un polo de independencia de clase, anticapitalista y socialista. No obstante, aunque nadando contra la corriente, esta pelea es  central para la vanguardia de los trabajadores.

EL CONTENIDO DE LAS OFERTAS PROGRAMATICAS

Establecido ya el panorama electoral y sus protagonistas, ocho son las listas presidenciales, pero sólo tres las de mayor presencia y sólo una con la opción fija de ganar.

La lista oficialista encabezada por la dupla Evo Morales-Álvaro García Linera, se presenta, como lo hemos señalado, aupado por una nueva ola de masas, pero con una tonalidad más conciliadora con la oligarquía de la media luna, en especial de Santa Cruz, y las transnacionales. Sin que la confrontación haya dejado de existir, los esfuerzos por un acercamiento y una convivencia son obvios, especialmente con los empresarios incluso imperialistas (Repsol) a los cuales se les ofrece estabilidad para sus negocios y se les mantiene prerrogativas como los millonarios subsidios por el diessel en el caso de Santa Cruz. Esta actitud  contrasta con la política de austeridad impuesta para la clase trabajadora y el pueblo con salarios bajos y bonos irrisorios, sobre los que se descarga el peso de la crisis económica mundial que desde hace mucho afecta al país. El centro de su programa es la aplicación de la nueva Constitución Política del Estado, marco dentro del cual se plantea“industrializaciones” del gas, el Litio, hidroeléctricas, etc., con la participación de capitales imperialistas. Medidas infructuosas  mientras siga dominando el capitalismo imperialista. Para la aplicación del  instrumento constitucional necesita consensuar con la derecha que no fue aplastada y que sigue acosando. Por ello y para ello lleva candidatos especialistas en la negociación de conflictos como la ex Defensora del Pueblo que es  un  símbolo de moderación y un mensaje de reconciliación con la derecha. Tal será pues el fondo de su nueva gestión.

La derecha recalcitrante, fascista y genocida, de la media luna, luego de fracasar en su intento de presentarse unida, se parapeta tras dos de sus figuras más representativas, la dupla Manfred-Leopoldo. Una candidatura hecha a la medida de la oligarquía de los  Marinkovic, Monasterios, la embajada yanqui  y compañía. No es que no tenga programa, sino que el eje del mismo es la vuelta al pasado, a la institucionalidad de Banzer y Sánchez de Losada, la democracia neoliberal del entreguismo, del saqueo y las masacre, so pretexto de “la dictadura de Evo Morales”. No soporta los moderados y respetuosos “cambios en democracia” de éste, quiere  la derrota contrarrevolucionaria del ascenso de las masas y la vuelta al control absoluto del país. La derecha moderada de Doria Medina, no quiere inmiscuirse en la politización reinante. Prefiere hablar  de cosas supuestamente apolíticas, como encarar el problema de la producción y el empleo, problemas reales presentes bajo el actual gobierno. Lleva en su fórmula a un burócrata que viene de ser obrero, pero defensor de sus patrones, un ejemplo de lo que jamás  debe hacer un obrero clasista. Sin embargo, el problema de la producción y el empleo pasa necesariamente por una solución política. Ningún gobierno podrá resolver este problema mientras no se rompa con la dominación oligárquica imperialista que es la causa de la pobreza del país y de los trabajadores. No hay solución a ese problema en el marco de esa dominación que continúa. La propuesta de Medina es pura demagogia al servicio de sus negocios y su entorno empresarial. Los demás candidatos, unos indigenistas pero derechistas (Joaquino, Alejo Véliz, Loayza) y otros burgueses, no cuentan en esta contienda. Son oposiciones desde la derecha, ninguno de izquierda, menos clasista.

PERSPECTIVAS

Existe una polarización política, entre el gobierno y la derecha, pero de ninguna manera entre polos iguales políticamente; existe un polo dominante que es el de Evo Morales. El reformismo conciliador o“frente popular”, versus la derecha fascista. No queda mayor espacio para el centro ni para la izquierda en el caso de que se presentara.

En estas condiciones Evo Morales se encamina hacia su victoria. Lo que está por ver es si podrá lograr los dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional que le asegure la aplicación sin mayores vetos de la nueva Constitución. La derecha, incluida la de Doria Medina, busca una representación en dicha Asamblea que le permita repetir el control del Senado, un objetivo difícil. Lo que es menos difícil es que el gobierno logre un control mayoritario, aunque no de dos tercios.

Así, después de diciembre, probablemente asistiremos a un periodo de predominio de reformismo conciliador. La derecha se prepara para mejores tiempos recluyéndose a sus regiones donde pugnará por el control autonómico, municipal y  prefectural. La salida obrera, campesina y socialista, todavía nadará contra la corriente, hay que construir un nuevo movimiento de los trabajadores y una nueva dirección clasista y de combate, dejando atrás la herencia traidora de Lechín que aún subsiste, pero con la seguridad de que no hay otra solución de fondo a la situación del país y de los trabajadores.

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