Obituario

En memoria del revolucionario Pedro Villa

Juan Jose


Recordar a los grandes maestros en la lucha por la construcción de una dirección revolucionaria del proletariado, nos lleva a conmemorar los clásicos de siempre, y junto a ellos, a quienes tomaron la posta ante la muerte de los primeros y continuaron el camino transmitiendo la experiencia y fuego revolucionario a las nuevas generaciones. Luchadores que tienen ganado un lugar histórico en las páginas de la revolución socialista internacional.

El Movimiento Socialista de los Trabajadores de Bolivia (MST) rinde homenaje a uno de ellos, quien a su vez fue su principal dirigente: Juan Villa Arroyo (1945-2015), también conocido como Pedro, su nombre de lucha. No fue una figura pública, por ello no se ha hablado mucho de él. Su actividad se enfocaba a una de las tareas más difíciles de la revolución: la construcción del partido, en donde se exige además de una precisa aplicación de la democracia en el debate y el centralismo en la acción, despojarse de toda sed de prestigio pequeñoburgués para dedicarse ante todo a construir equipos revolucionarios; y él asumió su labor de manera ejemplar.

Se forjó como organizador de partidos trotskistas, obreros e internacionalistas desde los años 70. Fundó y dirigió en Perú el Frente de Izquierda Revolucionaria – Partido Obrero Campesino Trotskista (FIR POC-T) y su periódico oficial, Bandera Socialista. Fue miembro de la dirección del FOCEP, frente trotskista de las principales facciones de la Cuarta Internacional que postuló al renombrado dirigente campesino, Hugo Blanco, en las elecciones de Asamblea Constituyente del Perú del 78; frente que se convirtió en la primera fuerza de izquierda del país.

Dentro del FOCEP se desarrolló un debate sobre la unidad de los trotskistas en un solo partido bajo dos propuestas encontradas: la primera, ligada a la política del dirigente belga, Ernest Mandel, basada en la unificación en torno a los resultados electorales, enfocada a rebajar el programa trotskista para atraer a frentes y figuras pequeñoburguesas que rechazaban el poder del proletariado. La segunda, defendida por la organización de Villa y del dirigente argentino Nahuel Moreno, de unificación en torno al programa trotskista, el gobierno obrero campesino, y que la palestra electoral no sea un argumento para rebajar las propuestas, sino para difundirlas[1].

De esa lucha, surgió la fusión del FIR POC de Villa y el PST de Moreno, dando origen a un nuevo partido obrero. Las bases de unidad fueron publicadas el 21 de setiembre de 1978 en el periódico Bandera Socialista: “El nombre del partido unificado será: Partido Socialista de los Trabajadores, considerando la presencia política del PST (…), el nombre del periódico unificado será: Bandera Socialista, considerando la presencia política del FIR POC (…)”[2].

Villa fue secretario general del PST peruano poniendo su impronta en la construcción de este partido. En los años 80, encaró la difícil tarea de dirigir políticamente y con éxito al combativo sindicato minero de Cuajone al sur del Perú. Dentro de la corriente internacionalista de Nahuel Moreno, fue miembro fundador de la Liga Internacional de los Trabajadores por la Cuarta Internacional (LIT-CI) y a finales de los años 90 e inicios del siglo XXI, dirigente del Secretariado Internacional en Brasil.

En Bolivia, reconstruyó el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) e impulsó el renacimiento de la Juventud Socialista (JS) desde el año 2001 hasta el día de su muerte.

BOLIVIA: DIRIGIR ES PREVER

Es casi recurrente que los dirigentes actuales realicen sus análisis y caracterizaciones después de los hechos consumados, en un vaivén de no saber prever los acontecimientos, o, en caso de formular escenarios futuros, se chocan con una realidad muy diferente a la que pensaron. Trotsky era categórico al decir que dirigir es prever para no perderse en la marea de acontecimientos. No es una exageración afirmar que Pedro supo prever, y lo demostró en el difícil examen de dirigir a un partido en crisis en medio de una revolución.

En el contexto de un ascenso revolucionario mundial, Villa caracterizó que Bolivia vivía una situación revolucionaria desde el año 2000 y que esta comenzó con la victoria de los trabajadores en Cochabamba al lograr expulsar a la transnacional Aguas del Tunari; que la fuerza de las movilizaciones en el 2001 puso al borde de la caída al gobierno de Banzer  y que la burguesía junto a los partidos reformistas desviaron la lucha hacia las elecciones; que el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (Goni) posesionado el 2002 era débil al surgir de una coalición parlamentaria sin apoyo popular y fuertemente cuestionado por la acción directa de masas; que la clase obrera en ascenso podía derrocarlo en alianza con el campesinado. Para ello, formuló la política de recuperación de las organizaciones de trabajadores, principalmente de la Central Obrera Boliviana (COB) que aglutinaba en su seno a la CSUTCB de campesinos, por un plan de lucha a la ofensiva. ¡Fuera Goni! por el gobierno de obreros y campesinos concretado en el poder de la COB, una línea que se enfrentó a las principales corrientes de izquierda que detenían el impulso del proletariado, como el MAS que pretendía mantener a Sánchez de Lozada en el poder por cinco años, y otras como el Partido Comunista y el POR Lora con líneas de repliegue defensivo argumentando que las condiciones no estaban dadas para una revolución. La realidad se impuso con dos revoluciones (2003 – 2005) que derrocaron a dos gobiernos (Goni y Mesa) y otras dos sucesiones constitucionales (Vaca Diez y Cossío). La COB fue el órgano de poder dual.

LA REVOLUCIÓN PROLETARIA BOLIVIANA

En medio de ataques oportunistas que negaban y niegan las posibilidades de una revolución proletaria en el mundo, arguyendo que esa fue una cuestión del pasado y que el Siglo XXI abre la era de las rebeliones posmodernas en donde se rechaza el concepto de clase trabajadora para declarar la supremacía de puntos de vista culturales, de género, etarios o de raza; la realidad boliviana y el compañero Villa demostraron que toda esa concepción contraria al marxismo era falsa, y que las condiciones objetivas para una revolución obrera y socialista se dieron al rojo vivo en un país concreto, donde además de derrocar a gobiernos burgueses se forjó al mismo tiempo el organismo obrero de poder dual.

La cualitativa movilización de masas bolivianas del 12 y 13 de febrero de 2003 planteó el problema del poder. Fue un alzamiento insurreccional nacional con epicentro en la sede de gobierno que al tiempo de derrotar el impuesto al salario, mostró la imposibilidad de la burguesía de gobernar. Fueron dos días en que las masas se apoderaron de las calles sin que el gobierno pueda controlarlas y someterlas. Villa identificó que los protagonistas de tal insurrección espontánea fueron las bases obreras de la ciudad junto a trabajadores informales de tradición obrera, es decir mineros y fabriles relocalizados desde 1985 por el neoliberalismo. En síntesis, bases de la COB. Este análisis desafió al punto de vista pro burgués y a toda la izquierda que negaba la presencia proletaria y minimizaba la insurrección llamándola “protesta de vecinos y vecinas” sin clase; el hecho de precisar que eran bases de la COB planteó con mayor claridad que la reconstitución de este organismo estaba al orden del día, tras 18 años de ostracismo neoliberal. A su vez, Villa definió que la agudización de la lucha de clases perfilaba otra insurrección en los próximos meses y que, por tanto, la COB debía prepararse para dirigirla hacia la toma del poder.

La realidad se manifestó de acuerdo con estas caracterizaciones, la clase obrera reconstituyó a la COB en su XIII Congreso realizado en Junio de ese año, y el MST jugó un rol central participando activamente con sus Tesis de poder obrero[3]. Finalmente, el ente matriz convocó a la huelga general y dirigió la insurrección de masas de Octubre de 2003. Sánchez de Lozada fue derrocado. La COB se convirtió en los hechos en órgano de poder dual. ¡Todo el Poder a la COB! fue la línea del partido boliviano.

Las direcciones del movimiento de masas se opusieron al poder obrero. Esto dio paso a la sucesión constitucional de Carlos Mesa, quien tuvo que pedir permiso al dirigente de la COB para que las masas que habían tomado la Plaza Murillo le dejen pasar a juramentar al Palacio de Gobierno.

Un año y medio después, otra huelga general de la COB y sus organizaciones tumbó al Gobierno de Mesa y se apoderó nuevamente de la Plaza Murillo. Horas después, la insurrección se tiró abajo la sucesión constitucional de Hormando Vaca Diez, y luego la de Mario Cossío.

En todo este proceso, las condiciones de la revolución obrera y socialista se dieron de forma clara y concreta. La única forma que tuvo la burguesía, el MAS y la burocracia sindical de desviar el proceso revolucionario fue la política de adelantar las elecciones generales.

LA RECONSTRUCCIÓN DEL PARTIDO. 

El MST boliviano venía de una crisis de disolución, la mayoría de sus cuadros se adaptaron a la institucionalidad burguesa, abandonaron la lucha. Una política de entrismo mal dirigida en el MAS de Evo Morales le estaba llevando a la desaparición total.

La llegada del camarada Villa y sus lineamientos acordes con la realidad fueron fundamentales para reconstruir al MST. Con la nueva orientación el partido adquirió peso en la vanguardia obrera y fue protagonista de los debates centrales sobre la independencia de clase y el problema del poder en congresos y asambleas de la COB. La Juventud Socialista, su sección juvenil, se perfilaba como la primera fuerza de izquierda en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). El MST pasó de una situación de disolución a ser uno de los más dinámicos de izquierda trotskista de Bolivia.

Los aportes organizativos de gran valor del camarada se desarrollaron insistiendo en que una política revolucionaria sólo puede plasmarse en una organización revolucionaria, es decir, en un partido verdaderamente bolchevique. Así reconstituyó el centralismo democrático: democracia en el debate y centralismo en la acción. Elaboró documentos en los que se señalaron cuidadosamente los objetivos de construcción para cada etapa, relacionados con el tamaño del partido, la inserción de los cuadros, las posibilidades que brinda la realidad, la lucha por obtener finanzas sanas, entre otras cuestiones, materiales indispensables para hacer balances regulares con objetividad, con el fin de corregir errores y fortalecer los aciertos.

Toda esta escuela tuvo el pilar central del método leninista de construcción de partido, donde se resalta que los problemas organizativos son de igual importancia que los problemas políticos, y que así como defendemos con ahínco los principios políticos del marxismo, también debemos defender los principios organizativos. Finalmente, esto es así porque el triunfo de la revolución socialista no depende solo de las líneas políticas revolucionarias, sino también y principalmente de la construcción de la organización revolucionaria que las pueda materializar en la práctica.

LA DEGENERACIÓN DE LA LIT CI

En medio de la revolución boliviana, la dirección brasileña de la LIT CI agrupada en el Secretariado Internacional (SI) mantuvo diferencias políticas internas con el MST, y éstas se basaban en negar la fuerza de la clase obrera en Bolivia, de la capacidad de la COB como poder dual, cuestionando las caracterizaciones principales del partido.

Como línea política planteaban, al igual que el MAS, la salida electoral y Asamblea Constituyente. Consideraban, como la mayoría de la izquierda, que no había las condiciones objetivas para una revolución proletaria.

Cuando comenzaron a caer los gobiernos por acción directa de masas todos sus argumentos se desmoronaron.

En lugar de realizar balances claros, la respuesta que dieron fue nefasta, buscaron dirimir las diferencias políticas con una campaña de calumnias morales contra nuestros militantes, y principalmente contra el camarada Villa. Negaron el derecho a defensa del partido boliviano y de los compañeros a quienes denigraban difundiendo las calumnias a las bases de la LIT CI en Boletines de Informaciones Internacionales. Los organismos políticos se encargaron de juzgar las acusaciones morales sin investigación previa, contra el principio organizativo revolucionario que exige que los temas morales deben ser investigados por una Comisión de Control independiente de los órganos políticos, para evitar persecuciones a compañeros con posturas diferentes a las de la dirección. Lo increíble es que hasta hoy, después de 15 años, no presentaron ninguna prueba de sus acusaciones.

Su accionar fue tan nefasto que a pesar de que se esforzaron en promover las calumnias, no pudieron expulsar a Villa y al MST boliviano por temas morales, sino por “indisciplina”. La indisciplina de defender la revolución proletaria boliviana en curso, la indisciplina de defender el método de construcción leninista, por la defensa de las Comisiones de Control independientes de organismos políticos para enfocar correctamente los temas morales, contra el método del vale todo estalinista de la dirección de la LIT CI.

Años de adaptación a la institucionalidad burguesa decadente terminaron por consolidar esta degeneración político, organizativa y moral de esa dirección. La moral de Villa y los camaradas del MST quedó intacta y los principios más fortalecidos para continuar con firmeza en la lucha social construyendo el partido revolucionario.

ADIÓS AL REVOLUCIONARIO INQUEBRANTABLE         

El MST no se dejó abatir por los golpes bajos y respondió a los acontecimientos principales de la revolución boliviana. Actualmente continúa luchando por construir una dirección revolucionaria del proletariado gracias al ejemplo de Villa, motivación inagotable para seguir construyendo el partido revolucionario.

La fortaleza moral y física del camarada derrotó a la muerte en varias oportunidades, dos infartos superados, pero en el último tramo, a pesar de los esfuerzos hechos por él y su partido, su salud se deterioró, a lo que se sumó el precario sistema sanitario de Bolivia.

Sus elaboraciones quedan plasmadas en el programa de la Juventud Socialista, en la prensa oficial del MST, el Chasqui Socialista Nº 195 hasta el Nº218; en las tesis para los Congresos de la COB, el XIII de junio de 2003, el XIV de agosto del 2006 y el XV de enero 2011, así como los aportes al programa de independencia de clase del Partido de los Trabajadores de la COB del 2013 al 2014.

En ellas fue aplicando su crítica a la Actualización del Programa de Transición morenista y centralmente a la Teoría de la Revolución Democrática, retomando los lineamientos ortodoxos de Trotsky. Estuvo preparando la actualización de “la Actualización del Programa de Transición” ante los profundos cambios operados en la realidad mundial como la disolución de la ex URSS y las lecciones dejadas por la revolución boliviana, pero la muerte le impidió desarrollar este trabajo que ahora queda en nuestras manos.

Villa mostraba con el ejemplo lo que nos incitaba siempre, a pensar con cabeza propia. Como todo revolucionario verdadero, hacía honor a las palabras de Marx cuando éste decía «nada de lo humano me es ajeno”. Fue un gran ser humano. En ese terreno nos deja un enorme vacío a los camaradas, a sus hijos y familia toda, así como afligidas a sus dos mascotas a las que les dedicaba amor y cuidado.

El movimiento obrero revolucionario latinoamericano y mundial ha perdido a uno de sus más importantes generales, un revolucionario de gran envergadura.

La madrugada del 29 de junio de 2015, en un hospital de La Paz, su corazón dejó de latir. Horas antes se había despedido de cada militante, de su querida familia, acariciando el rostro de sus hijos (siempre supo adelantarse a los acontecimientos). Murió acompañado del cariño de su familia y los camaradas del partido que intentaban salvarlo hasta el último minuto. Esta fue la batalla que el MST perdió, después de tantas victorias a su lado.

Al mediodía, los militantes, familiares y amigos acompañamos sus restos al crematorio, le cubrimos con una bandera roja que flameó en la marcha obrera del 1º de mayo del 2015 en la plaza San Francisco de La Paz, y cantamos la Internacional. Como él quería, acabó como un luchador consecuente y ateo irreconciliable. Llevamos sus cenizas a Lima – Perú y las esparcimos en el mar, como era su último deseo. Su leal hermana, Digna, y familiares fueron testigos del afecto y respeto que Villa consiguió entre los revolucionarios que lo acompañamos.

Su partida, para quienes estuvimos junto a él luchando por construir un partido “bolchevique” de la clase obrera en Bolivia, como parte del partido de la revolución socialista mundial con base en un reagrupamiento internacional principista que confiamos se plasmará en el porvenir, si bien nos deja un enorme vacío, también nos deja un invaluable legado revolucionario, teórico, político, programático y organizativo que vamos a cuidar para continuar con su obra, con sabiduría, firmeza y paciencia en la nueva etapa del partido y sobre todo con optimismo histórico en un futuro socialista para la humanidad.

¡Camarada Pedro, hasta el socialismo… siempre!

 

MOVIMIENTO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES DE BOLIVIA

[1] Historia extraída del Bandera Socialista Nº 1, órgano oficial del partido unificado PST. Setiembre de 1978.

[2] Unificación PST-FIR POC, Construyendo el Gran Partido Obrero. Bandera Socialista Nº 1, órgano oficial del partido unificado PST. Setiembre de 1978.

[3] Tesis del MST para el XIII Congreso de la COB

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